A sus 39 años, el comandante Francisco es uno de los mandos beneméritos más laureados por servicios importantes. | Jaume Morey

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Su apellido es común; su tarjeta de presentación, no. El comandante Francisco Martínez (Valencia, 1974) deja la Comandancia de la Guardia Civil de Balears tras protagonizar algunas de las operaciones más sonadas de los últimos años. Su nuevo destino es Tarragona, donde se hará cargo de la Policía Judicial y de la brigada de Información. Pero, para desgracia del hampa mallorquina, se trata de un paréntesis: «Espero volver en unos años».

—Encerró a ‘La Paca’, acabó con los ‘Ángeles del Infierno’ y registró el cuartel de San Fernando. Un currículum suficiente para dirigir el FBI.

—En absoluto. Y esos casos que menciona fueron muy importantes y tuvieron mucha resonancia mediática, pero yo disfruté mucho más con otros menos conocidos, como las intervenciones de droga que hicimos entre 2005 y 2007. Cuarenta toneladas en total.

—¿Qué significó acabar con una leyenda como ‘La Paca’?

—Fue un trabajo de locura. La investigación duró año y medio e invertimos muchos medios, materiales y humanos. ¿Qué supuso detenerla? Pues nada especial, como si es Pepito de los Palotes.

—¿Habló mucho con ella? En las películas los malos siempre hablan con los policías.

—No demasiado. Ella sabía perfectamente quién era yo. Por entonces era el teniente del EDOA, el equipo antidroga, y dirigía el operativo que la envió a prisión. Ella estaba al tanto, claro.

—¿Recibió amenazas?

—Bueno, su hija, ‘La Guapi’, me dijo una frase que se me ha quedado grabada. Me miró y me soltó: «Te has ganado una cruz en el cielo».

—Y luego llega la sentencia y ‘La Paca’ es absuelta.

—Las cosas son así. Hay que respetar la sentencia de la ‘operación Kabul’, pero eso no quita que no esté de acuerdo con muchas cosas. Todo es muy discutible.

—En la sentencia hay referencias muy duras a usted.

—Sí, y también al juez instructor. Hay una realidad: a los narcotraficantes de Son Banya se les coge con droga y practicamos detenciones. Jurídicamente había cosas discutibles: algún pinchazo telefónico, el tema de los Jodorovic, pero no todo el proceso. La absolución no me la esperaba.

—Aquí ha sido el hombre de confianza del coronel Basilio.

—Digamos que nos hemos llevado muy bien.

—Se va destinado a Tarragona.

—Es un reto muy ilusionante. El día 15 de octubre empiezo. Hoy (por ayer) ha sido mi último día en Palma.

—¿Volverá?

—Esa es la idea, en cuatro o cinco años. He pedido yo el cambio porque considero que los cambios son positivos. Pero me gustaría volver.

—¿Será el coronel Jaime Barceló el nuevo jefe de la Comandancia de Balears?

—Pues no lo sé, pero creo que sí.

—En los últimos veinte años, que yo recuerde, siempre ha habido piques entre mandos en la Comandancia.

—Es verdad que en Balears ha habido bastantes conflictos entre mandos, pero ahora hay buen rollo. Yo creo que seguirá así.

—Su relación con el Cuerpo Nacional de Policía ha sido excelente.

—Es cierto. Es una cuestión de diplomacia, de saber ceder en el momento oportuno cuando llevas una operación conjunta. Con el inspector Diego Cazalla, jefe de Atracos, he tenido una relación estupenda en la operación de los ‘Ángeles del Infierno’. Y con el comisario Toni Cerdá, jefe de la Policía Judicial del CNP, también me he llevado muy bien.

—Dicen que con Vera y Calvo, los exjefes de la Policía Local de Palma, hubo mucha tensión cuando irrumpió en su cuartel para registrarlo...

—Pues sí, fue algo muy incómodo. Pero yo estaba haciendo mi trabajo. Incluso le diré que mucha gente de la propia Policía Local nos dio su apoyo. Pero es cierto que hubo momentos muy tensos esa mañana.

—Usted es un mando atípico. De sus tres operaciones galácticas –’La Paca’, ‘Ángeles del infierno’ y los exámenes amañados de la Policía Local de Palma–, ¿no se queda con ninguna?

—Todas son muy importantes, pero me quedo con la ‘operación Tuareg’. Muchas toneladas de hachís que entraban en Mallorca, en la época de Jaime Llull. Balears era zona de paso y acabamos con ese tráfico a gran escala.

—Con semejante currículum, ¿deja algún amigo en Mallorca?

—Muchos. Y estoy seguro que lo serán durante mucho tiempo. Han sido unos años inolvidables en la Isla.