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El pirómano que burló a la Justicia durante años ha terminado preso y condenado. Un hombre de 62 años fue condenado ayer a dos años y medio de prisión tras confesar que en 1999 prendió fuego a la vivienda de su expareja.

El acusado había tenido varios problemas con la víctima, con la que había tenido una hija. Amenazó en varias ocasiones a la mujer con quemarle la casa y en enero de 1999 ya había prendido fuego a un cesto lleno de ropa. Un mes después de ese ataque volvió a la vivienda, situada en la calle Ponent de Sant Jordi. Apiló papeles y ropa en un montón y les dio fuego con varias cerillas. No abandonó la zona hasta que comprobó que las llamas habían cogido fuerza. Con todo se quedó en las cercanías para ver qué ocurría con las llamas.

La situación no fue a mayores porque un albañil que había en la zona se dio cuenta y avisó a la policía y los bomberos. Con todo, se produjeron daños valorados en unos 4.000 euros. El acusado llegó ser detenido por la policía y pasó a disposición judicial, después de lo que quedó en libertad.

Durante años estuvo en busca y captura al no comparecer ante los requerimientos judiciales. Sin embargo, cuando no se acordaba ya nadie de él fue detenido en el mes de marzo de este año. Confesó lo ocurrido y se ha beneficiado de dos atenuantes, uno por confesión y otro por reparación del daño.