El hijo del empresario asesinado sale esposado de la casa de su madre en Santa Ponça. | Michel's

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El hijo de Andreu Coll se derrumbó ayer y confesó a la Guardia Civil que él y su amigo Fran mataron a golpes al empresario de Alaró. Según su relato, estaba harto de que su padre le ninguneara, humillara y sometiera a vejaciones, y perdió los nervios en un arrebato.

El ataque se produjo en el cuarto del acaudalado empresario, en su finca de las afueras de Alaró. Fran, el otro detenido, también ha confesado que le golpearon, lo siguieron por el pasillo y la escalera y lo remataron en la sala.

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El hijo detenido de Andreu Coll Bennàssar era el heredero único de la fortuna del empresario. Dos semanas antes del crimen, el asesinado modificó su testamento, en el que había desheredado a sus otros dos vástagos por desavenencias familiares. Los investigadores han confirmado que entre casas, negocios, y locales, el empresario de Alaró sumaba más de un centenar de bienes inmuebles, valorados en unos 50 millones de euros. Andreu, de 19 años, era el heredero universal, mientras que Toni, de 21, y Ainara, de 23, habían sido desheredados por su padre, que alegó en su testamento que éstos dos últimos le echaban en cara que para ellos «estaba muerto». Los dos hijos mayores vivían en Santa Ponça con la exmujer del empresario, mientras que el joven Andreu vivía en la finca de Alaró con su padre.

La detención del chico y de su amigo –Francisco Abas Rodríguez– se llevó a cabo el miércoles por la noche, tras el funeral que se celebró en Alaró por Andreu Coll Bennàssar. Por la noche, fueron separados en distintos cuarteles. Fran en el cuartel de Inca y Andreu en la comandancia palmesana. Por la mañana, el hijo del empresario fue trasladado a la finca familiar, ubicada en el kilómetro dos de la carretera de Alaró a Santa Maria, en la zona conocida como sa Teulera. El detenido estuvo acompañado de Laureano Arquero, su abogado.

Entre el mediodía y la tarde, los agentes de la Policía Judicial inspeccionaron de nuevo la casa, donde el miércoles ya se encontraron restos de sangre en tres teléfonos, paredes y el sótano.