El auxiliar de vigilante del hospital de Son Espases, durante la entrevista con este diario.

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«Yo reconozco que algún eructo y ventosidad me he soltado, pero siempre entre compañeros de trabajo. Nunca se me ocurriría hacerlo delante de clientes». A José C., un vecino de Palma de 43 años, sus gases le han traicionado. Trabajaba como auxiliar de vigilante en el párking del hospital de Son Espases, hasta que su empresa le comunicó su despido fulminante «por flatulencias, eructos y cortarse las uñas en la mesa y dejar los restos en el teclado».

El trabajador despedido explicó ayer a Ultima Hora que llevaba trabajando en el aparcamiento del recinto hospitalario palmesano desde el pasado 16 de agosto. «Siempre he cumplido con mi trabajo, no pueden decir lo contrario. Me encargaba de vigilar la barrera de entrada de los coches, pero en una ocasión le paré los pies a un tipo que resultó ser familiar de una jefa de mi empresa, y ahí se me complicaron las cosas», contó.

José realizó un cursillo para ser auxiliar de vigilante y durante su etapa en Son Espases «trabajé con mucha ilusión». El ambiente, en un primer momento, era distendido. «Hacíamos bromas con otros seguratas y no había ningún problema. Es cierto que hacíamos ventosidades y eructábamos, pero nadie nos veía, sólo lo hacíamos cuando estábamos nosotros solos, así que no entiendo porque me despiden alegando estos motivos».

Los problemas para José llegaron cuando sus jefes le comunicaron que había quejas sobre su comportamiento. Y más en concreto, sobre sus hábitos higiénicos. «En una ocasión me echaron en cara que me sacaba siempre los mocos, pero tiene una explicación: yo soy alérgico y tengo que sonarme con un pañuelo continuamente. No lo hago aposta, es que sufro alergia», manifestó.

El 14 de junio fue citado en el departamento de Recursos Humanos de su empresa y le comunicaron que debía tomarse el mes de vacaciones que le tocaba, y que después ya no volviera, porque estaba despedido. La carta que le entregaron reza textualmente: «El pasado 16 de mayo, durante la prestación de su servicio como auxiliar en el párking de Son Espases, hizo gala de flatulencias y eructos delante de compañeros, así como que se cortó las uñas en la mesa y dejó restos en el teclado del ordenador». José insiste: «Lo de las ventosidades no fue en público, y lo de las uñas puede ser cierto, pero es algo que se hace muy habitualmente. Yo creo que no es motivo de despido».