Momento de la llegada a la sala de la Audiencia Provincial de Córdoba de José Bretón, acusado de asesinar a sus dos hijos el 8 de octubre de 2011 en la capital cordobesa y donde hoy, 8 de julio de 2013, se celebra la última jornada del juicio. | Efe

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José Bretón, haciendo uso de su derecho a hacer una declaración libre al cierre de la vista oral en el juicio seguido contra él en la Audiencia Provincial de Córdoba, acusado del asesinato de sus dos hijos, Ruth (seis años) y Ruth (dos años), ha aprovechado para insistir en su inocencia y también para afirmar que le parece «increíble» que, habiendo transcurrido «21 meses» desde que él denunció la desaparición de sus hijos, «aún no sepamos dónde están».

Así, tras decretar el presidente del tribunal, Pedro Vela, que el juicio queda ya pendiente del veredicto del jurado, el acusado ha dicho que es «complemente inocente». «Es verdad que no soy inteligente, lo reconozco», ha asegurado Bretón quien agregó que por eso agradece a la acusación particular que le haya hecho más fácil su defensa, al resaltar puntos que sirven, a su juicio, para probar su inocencia.

En este sentido, ha subrayado que la letrada María del Reposo Carrero «no puede garantizar al 100 por 100 todas y cada una de sus acusaciones», es más, en su opinión, no puede garantizar «ninguna», aludiendo finalmente al hecho de que, después de 21 meses, aún no se haya averiguado dónde están los pequeños.

La defensa cree que Breton «ha sido condenado» de antemano

Por su parte, José María Sánchez de Puerta, abogado defensor de José Bretón, ha considerado hoy que las pruebas contra su cliente se basan en «suposiciones» y que el acusado «ya ha sido condenado» de antemano.

Durante su informe final en el juicio, Sánchez de Puerta ha manifestado que el juez instructor hizo «apreciaciones subjetivas» en el momento de la investigación y que la opinión pública y los medios de comunicación «han condenado a este hombre antes de juicio».

El letrado ha pedido al jurado que no se deje influir por todas las «manifestaciones subjetivas dirigidas a satanizar» a Bretón y ha defendido que el acusado «nunca ha cambiado de versión» sobre la desaparición de sus hijos, sino que «ha mantenido la misma línea desde el principio».

Sánchez de Puerta ha dicho que Bretón se llevaba «bien» con su exmujer Ruth Ortiz, quien «era la que tomaba todas las decisiones de peso de la pareja», y que la relación se rompió por culpa de la familia materna de los niños y la separación «cogió por sorpresa» al acusado.

Ha añadido que la ruptura fue «rápida y radical» y por ello necesita «tratamiento psicológico», y que fue el médico el que le recetó tranquilizantes sin que Bretón los pidiera.

También ha considerado «normal» que Bretón estuviera «molesto» por la ruptura y que por ese motivo «hablara mal de su mujer», si bien ha matizado que eso no significa que «matara a los niños».

Respecto a los preparativos del plan, el letrado ha asegurado que «nadie lo ve hacer acopio de leña» y que «gastó casi todo el combustible que compró», mientras que «ningún perito encontró restos de acelerante en la hoguera».

Testimonios «teatrales» y suposiciones «gratuitas»

El letrado ha puesto de manifiesto que si Bretón hizo un intento de recuperar su matrimonio no tenía sentido que decidiese acabar con la vida de sus hijos, mientras que ha expuesto que quizás le pudo dar los niños a una tercera persona.

Además, ha rechazado los testimonios «teatrales» de la familia materna de los niños y ha cuestionado las pruebas periciales sobre el teléfono móvil de Bretón y las cámaras de seguridad del recinto infantil aledaño al parque donde el acusado dice que perdió a sus hijos.

El letrado ha apuntado que en ningún momento han quedado acreditadas «las causas de la muerte», algo que es «esencial en Derecho Penal», mientras que en el caso caben «muchas suposiciones» pero todas han sido «gratuitas».

Sánchez de Puerta ha resaltado que no puede creer que una perito tan afamada como Josefina Lamas «se haya podido equivocar» y ha mantenido que los huesos «fueron cambiados» y que se «rompió la cadena de custodia».

Ha cuestionado todas y cada una de las reconstrucciones que la Policía hizo de lo que ocurrió el día de la desaparición de los niños, ya que «ninguna refleja lo que ocurrió», por lo que la investigación «queda dañada con esas pruebas».

Finalmente, el letrado ha apuntado que Bretón «no es un asesino» y «no ha matado a sus hijos», por lo que ha recordado al jurado que «si es muy triste que un culpable esté en libertad, más doloroso es que un inocente esté en la cárcel».

La Fiscalía cree que ha quedado acreditado que Bretón «es un asesino»

Antes de la intervención de la defensa, la fiscal María de los Ángeles Rojas ha pedido una pena de 40 años de prisión para José Bretón, al que acusa de matar a sus hijos, Ruth y José, el 8 de octubre de 2011 y quemarlos posteriormente en una hoguera que hizo en su finca de «Las Quemadillas» para «no dejar rastro» de su crimen.

Durante la exposición de su informe final ante el tribunal popular que juzga a Bretón por dos delitos de asesinato, la fiscal ha recordado al jurado que deben «motivar sus resoluciones perfectamente» en su objeto del veredicto y ha pedido que no se dejen influir por «datos paralelos que se han escuchado en los medios de comunicación».

La fiscal ha considerado que ha quedado acreditado «sin género de dudas» que Bretón «es un asesino» que mató a sus hijos en la finca y los quemó para no dejar rastro «en una hoguera en un lugar apartado».

Ha añadido que durante el juicio se han puesto de manifiesto «pruebas como puños» y «no meros indicios», de tal forma que existen «tantas pruebas» que no cabe duda que Bretón «es el asesino de sus hijos».

La fiscal ha dicho que la versión de que perdió a sus hijos en el parque «es inverosímil» y la reconstrucción policial que se hizo sobre ese momento demuestra «que los niños nunca llegaron allí».

Crimen preparado con detalle

Mantiene que Bretón había preparado todo para matar a sus hijos ese día al hacer acopio de gasolina en una cooperativa de Huelva, cerca de 270 litros en quince días, al pasar muchas noches en la finca de «Las Quemadillas» para preparar su plan, y al negarse a cambiar el fin de semana que le tocaba pasar con sus hijos para tenerlos ese día.

También es «significativa» la prueba que hizo con sus sobrinos cuando, días antes del suceso, los dejó solos en un parque un momento «para ver cómo reaccionaban» y así «comprobar lo que podía pasar».

Igual de «relevante» es la compra de dos tranquilizantes que «jamás se han encontrado» y que Bretón dijo que los tiró, aunque la fiscal mantiene que se los «suministró a sus hijos» para «adormecerles o causarles la muerte».

Una vez llegaron a la finca, Bretón «los mató de la forma más cruel posible» y sin que los niños tuvieran «posibilidades de defenderse».

Además, ha señalado que existen pruebas de la «magnitud» de la hoguera y que en la misma se usaron más de 250 kilos de leña y cerca de 80 litros de combustible y se alcanzaron los 1.200 grados de temperatura con la mesa que se colocó en forma de pira funeraria.

La fiscal ha incidido en que todos los peritos, incluida la que «erró de forma garrafal» en un primer momento, han coincidido en que en la hoguera que Bretón hizo en la finca de «Las Quemadillas» se quemaron «dos cuerpos de humanos de entre 2 y 6 años».

Ha recordado que la cadena de custodia de los restos óseos hallados en esa hoguera «no se rompió en ningún momento», tal y como dictaminó en una resolución previa al juicio el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).