Imagen del despligue de la Guardia Civil en el poblado de Son Banya en la ‘operación Benazir’. | Alejandro Sepúlveda

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Son Banya vuelve al banquillo de los acusados. La Audiencia Provincial juzgará la próxima semana a trece personas vinculadas con el ‘clan del Forrito’, entre ellos su cabecilla. Todos ellos se enfrentan a penas que suman 107 años de prisión por dedicarse a la venta de heroína y hachís en la calle 4 del poblado chabolista. El relato de la acusación incluye también los intentos de la red por abastecerse de forma regular de droga en Barcelona después de que los agentes les incautaran un cargamento de un kilogramo de heroína.

La operación se desarrolló en el poblado el cinco de octubre de 2011. Ese día, además de registrar viviendas de Son Banya la Guardia Civil acudió a otros puntos vinculados con la red en las calles Fornaris, Françesc Julià y ca na Verda de Palma. En todas estas viviendas se encontraron pequeñas cantidades de droga preparada para la venta y dinero en metálico que se relaciona con el narcotráfico por parte de la Fiscalía.

Organizados

Además de un delito contra la salud pública, la Fiscalía imputa a los acusados otro de pertenencia a grupo organizado. El ministerio público sostiene que todos ellos funcionaban de forma articulada con un líder y con funciones divididas: uno de los acusados se encargaba de contactar con los proveedores de Barcelona, otros del almacenaje y otros de la distribución de los estupefacientes. Según la acusación el grupo operó durante al menos medio año y ocupó el lugar que habían dejado otros grupos que habían sido desarticulados.

El escrito de acusación relata que la red se abastecía en Barcelona. Uno de los envíos de un kilogramo de heroína fue interceptado por la Guardia Civil en el puerto en el mes de mayo de 2011. Despúes de éste la red volvió a intentar hacer otro viaje. Sin embargo, el cabecilla y su intermediario en Barcelona lo descartaron al no encontrar a ninguna persona de garantías que les pudiera hacer el trabajo. La situación del grupo en Son Banya llegó a ser acuciante por la falta de suministros de manera que el líder le ofreció a su contacto en Barcelona que se asociaran ambos para explotar el punto de venta del poblado a cambio de que garantizara la llegada de mercancía.

La investigación iniciada en Mallorca por la Guardia Civil tuvo ramificaciones en Cataluña donde se consiguieron incautar tres kilogramos de estupefacientes gracias a esta investigación.