Imagen de la calle de Son Servera en la que ocurrió el intento de homicidio en el año 2009. | Assumpta Bassa

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Un joven de Son Servera aceptó ayer que intentó matar al dueño de la pizzería que había debajo de su casa porque hacía mucho ruido. La Audiencia Provincial le condenará en consecuencia a una pena de cuatro años y medio de prisión por un delito de tentativa de homicidio después de que la acusación particular, la Fiscalía y la defensa alcanzara un acuerdo.

Los hechos ocurrieron en el mes de julio de 2009. En torno a las once y media. El acusado entró en ese momento en la pizzería La Bruschetta, en el número seis de la calle Sol, en Son Servera. Se encaró con el dueño del establecimiento, un ciudadano italiano de cuarenta años de edad porque, según decía hacían mucho ruido en el restaurante. Se inició una discusión en el interior del local y el responsable del local pidió al joven que saliera con él fuera para intentar calmar los ánimos del joven, que estaba visiblemente nervioso en ese momento. Sin embargo, una vez en el exterior, el acusado clavó un cuchillo al otro hombre a la altura de la axila.

La víctima regresó ensangrentado al local donde fue auxiliado y se avisó a la Policía Local del municipio. La víctima tuvo que ser trasladada de urgencia al hospital de Manacor y, ante la gravedad de las heridas que había recibido fue derivado a Son Dureta donde fue operado ante el riesgo de que falleciera a causa de las heridas que sufrió en el ataque. El agresor fue detenido momentos después de los hechos y, desde ese momento tiene una orden de alejamiento respecto a la víctima.

La conformidad alcanzada ayer incluye el apreciar dos atenuantes al acusado, uno, el de reparación del daño porque ha pagado la indemnización que reclamaba la víctima. El otro viene porque la víctima tiene un retraso mental leve y el día de los hechos había consumido cocaína y hachís, de manera que tenía sus facultades mentales alteradas cuando bajó a atacar al dueño de la pizzería.

Además de la pena de prisión, la sentencia incluye que el vecino no se podrá acercar ni a la pizzeria ni a su dueño durante un periodo de nueve años.