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Dos asesinos confesos juntos por las esposas. Una coincidencia hizo coincidir en la mañana de ayer en Via Alemania a Mustapha Merzoug y a Andrés Román Galiano, los autores de las muertes de Soledad Arnes y Catalina Frontera. El primero acudió a un juzgado de violencia de género que le comunicó que un jurado popular le juzgara por asesinato con agravante de parentesco. El segundo fue examinado en la clínica forenses como una prueba de cara al juicio.

Merzoug, que intentó suicidarse después del matar de una puñalada a la mujer con la que convivía, todavía tiene señales del tratamiento al que se sometió por las quemaduras que sufrió tras beber una botella de ácido a las puertas de la Jefatura del Cuerpo Nacional de Policía cuando se entregó. En el auto que se le notificó ayer se recoge que cogió un cuchillo de cocina de mango negro, se dirigió al baño de la vivienda, asestó una única puñalada en el abdomen que afectó a los órganos vitales y falleció en el instante. El propio acusado dio esta versión a los agentes al entregarse. Después, cogió el cuerpo sin vida de Soledad, se lo llevó a su cama, la tapó con una manta y abandonó el inmueble.

En el caso de Andrés Román, éste ha confesado que cometió el crimen por venganza después de ser despedido y que utilizó una catana para atacar a la víctima. En su caso fue examinado para determinar si sus facultades mentales le permitían conocer lo que hacía cuando cometió el crimen.

Los dos apenas estuvieron una hora y media en los juzgados luego volvieron, otra vez juntos de la mano a subirse al furgón policial y de regreso al centro penitenciario en el que ambos están recluidos.