Agentes de la Policía Judicial con uno de los detenidos en la ‘operación Kraken’. | Alejandro Sepúlveda

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La banda que cometió los atracos más violentos en los últimos años en Mallorca tenía en su poder trece armas de fuego, aunque sólo tres de ellas eran reales. La Policía Judicial de la Guardia Civil interrogó ayer a los cuatro detenidos, entre los que se encuentran un sargento del Ejército y dos exmilitares.

La conexión militar fue la que explicaría el robo de un fusil G36 del Ejército español, que desapareció de la base Jaume II (antes General Asensio). La sustracción del fusil de asalto disparó todas las alarmas y puso sobre la pista a algunos ex militares.

En Jaca

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Uno de los sospechosos, llamado Javier, era sargento y dejó Mallorca para realizar un curso militar en Jaca (Huesca). El suboficial estaba relacionado con otros dos exmilitares y uno de ellos, de nombre Gonzalo, se había embarcado como seguridad privada en un barco de pesca que faenaba por aguas de Somalia. El cuarto implicado, Carlos, no tenía relación con el Ejército y se dedicaba a confeccionar unas figuras que después vendía en mercadillos.

Según la Guardia Civil, los cuatro se asociaron y utilizaron sus conocimientos paramilitares para cometer al menos cinco asaltos violentos en Mallorca.

Los sospechosos, curiosamente, no aparentaban tener problemas económicos, lo que añade más misterio al caso. En uno de los asaltos, fusiles en mano, atacaron el chalet de una conocidísima familia en el Puig de Ros, en Llucmajor. También asaltaron a un joyero y su familia, en Santa Maria, y a un matrimonio de Calvià y otro en Son Gual.