Mohamed el Badoui, sentado en el banquillo de los acusados minutos antes de empezar el juicio. | Alejandro Sepúlveda

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«Yo mismo no tengo explicación a lo que pasó. Sentía mucho miedo, me parecía que todo el mundo me quería atacar». Mohamed el Badoui, el acusado de apuñalar a diez personas en Sant Antoni y matar a una se defendió ante el jurado entre la amnesia y un supuesto ataque de paranoia. El tribunal del jurado que arrancó ayer en Palma tendrá que decidir sobre todo si el apuñalador estaba o no en medio de un ataque de locura cuando realizó su ataque el 23 de febrero de 2011.

La defensa del acusado no niega la autoría de los hechos, pero pide la absolución y que se le aplique una eximente por enfermedad mental. La letrada Cristina Molina solicita además que sea internado en un psiquiátrico hasta que mejore su salud. Enfrente, la fiscal Ruth González y la abogada de la acusación, Ascensión Joaniquet reclaman una condena de 84 años y medio de prisión por un asesinato y otros nueve en grado de tentativa.

El Badoui se ciñó en su declaración a esta tesis. Asegura que no recuerda nada de lo ocurrido, que se enteró cuando se lo contó la Guardia Civil. «Lo siento mucho y pido mucho perdón a la gente», aseguró. Su defensa había explicado antes que a raíz de ser implicado en una causa por tráfico de drogas, sus negocios se arruinaron. Fue desahuciado. Ahí asegura que empezaron sus problemas mentales: «Veía pintadas en las paredes y creía que eran en contra mío. Escuchaba la tele y creía que hablaban de mí». No acudió a ningún médico. Sobre el día de los hechos manifestó: «No recuerdo nada. Es un día negro para mí. Pensaba que la gente me seguía y entraba en los sitios para protegerme, pero creía que todo el mundo me miraba. Era como un demonio. Hasta habría hecho daño a mi madre si hubiera estado en mi camino». El acusado también aseguró que ha intentado quitarse la vida en varias ocasiones después de los hechos.

Víctimas

En la sesión de la tarde comenzaron a declarar las víctimas. Todas coinciden en narrar un ataque por sorpresa. La cajera del supermercado Suma, María Sala, contó cómo estaba de espaldas y escuchó a un compañero gritar. «No se puede explicar fue un estruendo. Pensé que se había caído el techo. Luego ví que me salía un chorro de sangre que llegaba muy lejos». Ella fue la segunda persona a la que había atacado. Después fue a la tienda Micaló donde atacó a la pareja que lo regentaba. El hombre murió.

Una joven, Noemí Alonso vio como entraba en el local. Aceleró el paso asustada, camino de su coche. «Oí pasos detrás y noté el golpe». Le alcanzó en el cuello. Después de ella, a la carrera atacó a Mariano Costa, de 75 años. «Ni lo escuché, venía corriendo, noté un golpe y le ví camino del locutorio». En este local estaba José Antonio Girón. En ese momento barría. «Se me echó encima, no me dio tiempo, al levantar la vista me clavó el cuchillo». Le destrozó un ojo, recordó el herido entre lágrimas.

Antonio Serra, el encargado del supermercado Suma salió detrás del acusado. «Parecía que iba seleccionando a la gente. Iba a víctimas fáciles». Contó cómo se escondió de él y de otro compañero suyo. Luego atacó a otro hombre. Cuando le acorralaron les acuchilló a ambos.