Monica Juanatey, durante el jucio por la muerte de su hijo. | M. Joy

TW
29

Mónica Juanatey ahogó a su hijo con sus manos en la bañera de su casa en Maó y era completamente consciente de lo que hacía entonces y cuando metió el cadáver en una maleta y se deshizo de él. El veredicto del jurado cumplió el guión y es el más desfavorable posible para la acusada: cometió el crimen ella, no sufría ningún tipo de trastorno mental que mitigue su responsabilidad y se aprovechó de las circunstancias para evitar que el niño de nueve años no pudiera defenderse.

Los argumentos del letrado de la defensa, Carlos Maceda, sólo convencieron a un miembro del jurado: un sólo voto frente a los ocho que apostaron por la culpabilidad de Juanatey. En el veredicto, lo miembros del tribunal se basan en la declaración de la acusada en instrucción en la que confesaba los hechos y aseguran: «Se ha tenido muy en cuenta el peritaje de los médicos forenses». También aluden a la contundencia de los expertos a la hora de rechazar que la acusada padeciera cualquier tipo de enfermedad mental e incluso desmontan la pretendida amnesia de la acusada a la hora de no recordar el momento exacto en el que mató al niño: «No existe ninguna explicación y ante las contradicciones de la acusada lo descartamos».

Noticias relacionadas

Al voto a favor de Juanatey se unió otro jurado que consideró que la acusada no empleó alevosía en el crimen. El veredicto señala que, si bien no planificó cada detalle del asesinato, Juanatey «aprovechó que estaba sola en casa y el momento en el que su hijo estaba en la bañera» para asegurar su éxito. En ese sentido, el tribunal también siguió lo dicho por los forenses, quienes habían señalado que los psicópatas como la acusada no son especialmente cuidadosos a la hora de planificar porque no valoran las consecuencias de sus actos.

Con este veredicto, alcanzado en menos de diez horas, el fiscal Eduardo Norro mantuvo su solicitud de condena para Juanatey en veinte años de prisión. El letrado de la defensa solicita quince ya que considera que no se debe aplicar el agravante de parentesco.

Juanatey escuchó la decisión de los miembros del tribunal popular con el mismo gesto que ha mantenido durante todo el juicio: cabizbaja, con las piernas cruzadas y las manos apoyadas en el regazo. Mantuvo el mismo gesto serio y hierático al levantarse. Ni un atisbo de emociones. En una semanas conocerá la sentencia en el que el magistrado fijará los años que pasará en prisión por matar a su hijo.