J.M.M.S., de 21 años, en una imagen reciente.

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Los agentes del Grupo de Información del Cuerpo Nacional de Policía, responsables de la investigación, le atribuyen a J.M.M.S. los delitos de tenencia ilícita de armas y explosivos.

Por el momento y, a falta de que el magistrado diga lo contrario, no se le imputará delito de terrorismo dado que no pertenece a banda armada o a grupo terrorista. Esta tarde pasará a disposición judicial.

El joven había comprado 125 kilos de amonio nitrato con nitrógeno, explosivo de características similares al amonal y amosal, 12 kilos de potasio nitrato cristal y 500 gramos de sodio sulfuro matraz Erlemmeyer de 500 ml. También adquirió varias ganzúas para manipular los tubos en los que pretendía armar las bombas y que también le eran útiles para forzar las cerraduras y robar las armas en establecimientos que ya tenía controlados, ante la imposibilidad de adquirirlas por otras vías legales.

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Masacre abortada

Sobre las 10.30 horas del miércoles, tras más de cinco meses de investigación y seguimientos, el sospechoso fue detenido cuando estaba recibiendo más de 140 kilos de explosivos que había adquirido a través de internet. Instantes después, el Juzgado de Instrucción número 9 ordenaba el registro de su piso, en la calle Can Gotleu, número 4, en el barrio de sa Gerreria, de Palma.

En su interior, se localizó un diario personal donde J.M.M.S. manifestaba claramente su odio a la sociedad, especialmente a los estudiantes universitarios y su decisión de colocar estratégicamente bombas tipo tubo repletas de metralla en el recinto universitario. Una vez perpetrada la matanza, el joven tenía pensado suicidarse.

La investigación policial ha sido minuciosa y con un hermetismo máximo. De hecho, el Grupo de Información llevaba siguiendo al joven desde hacía más de cinco meses. Los responsables del caso sostienen que saltaron las primeras sospechosas cuando detectaron diversos comentarios de la matanza realizada en la escuela de secundaria de Columbine, en Estados Unidos. J.M.M.S. no escondía su simpatía por Eric y Dylan, los dos asesinos de 12 estudiantes y un profesor. De hecho, en su blog incluía secciones en las que relataba, con todo tipo de detalles, idénticos gustos musicales, su afición por las armas, indumentaria e incluso su aislamiento social que en su época de estudiante llegó a remitir una carta en tono intimidatorio al centro educativo.