'El Ove', el primero a la derecha, ayer durante el juicio en la Audiencia Provincial. | Alejandro Sepúlveda

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A duras penas, 'el Ove' terminó por reconocer ayer que gestionaba cuatro puntos de venta de droga en el poblado de Son Banya. Gabriel Amaya, de 30 años y heredero del 'clan de los Bizcos', aceptó una condena de cinco años de cárcel frente a los doce que solicitaba la Fiscalía en su escrito de conclusiones iniciales. Sin embargo, aceptar la rebaja de siete años le llevó buena parte de la mañana. Tras tres horas de negociaciones entre las defensas de los seis acusados y el fiscal, el líder del clan a punto estuvo de echar abajo el acuerdo. Al ser preguntado por la presidenta de la Sección Primera de la Audiencia Provincial si aceptaba los hechos y la pena, 'el Ove' dio una respuesta sincera: «Yo quería ir a juicio, pero al final me tengo que conformar». La magistrada tuvo que interpelarle de nuevo para que diera una respuesta clara: «Sí».

En su historia judicial, a 'el Ove' casi le sale igual conformarse que no. En marzo, la Audiencia le condenó a cuatro años y medio de cárcel por otro caso de narcotráfico. Esta vez han sido cinco. La principal diferencia es que en el caso de ayer el ministerio público retiró la acusación a su mujer. En primavera ella también fue condenada a otros cuatro y medio.

Junto al principal acusado, también aceptó una condena de cinco años el 'número dos' de la trama. Dos mujeres fueron condenadas a dos como cómplices de la venta de droga.

Los miembros del clan se declararon culpables de mantener cuatro puntos de venta de drogas abiertos durante el verano del año pasado. Tres de ellos se encontraban en el poblado de Son Banya y otro en la calle León XXX de Son Ferriol. La policía registró estas cuatro viviendas el 5 de agosto de 2011. En ellas se encontraron armas de fuego, dinero en efectivo (hasta 19.685 euros en una de las casas) y droga: en total más de un kilogramo de cocaína y 700 gramos de heroína. La policía encontró a 'El Ove' un pequeño arsenal en un piso de Son Ferriol. Según describe la Fiscalía en su escrito de conclusiones provisional en el piso de Son Ferriol había una escopeta semiautomática, dos pistolas de 9 milímetros y tres revólveres del 38.