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La Policía y la Guardia Civil han detenido a cuatro personas en Palma y Murcia por la presunta comisión de estafas cibernéticas a ciudadanos de varias ciudades españolas, que denunciaron cargos en sus cuentas bancarias que ellos no habían autorizado.

Los detenidos están acusados de cometer «phising», que es una estafa consistente en obtener datos bancarios de los estafados mediante diversas argucias para pasarles recibos fraudulentos por cargos inexistentes.

La investigación se inició a raíz de las denuncias presentadas en ciudades como Cádiz, Valladolid, Jerez de la Frontera, Córdoba, Alicante, Salamanca, Toledo o Murcia, entre otras, de personas que denunciaban que se les habían efectuado cobros en sus cuentas bancarias que ellos no habían autorizado y cuyo origen les era desconocido.

A raíz de las pesquisas policiales, el pasado 26 de junio agentes de Policia Judicial de la Guardia Civil de Murcia detuvieron a una pareja formada por J.R.S., de nacionalidad española, y L.E.O., de Ecuador.

El pasado martes fueron detenidos en Palma otros dos implicados en las estafas, que han sido identificados como Francisco L.S., de 29 años, y Emil B.A., ecuatoriano de 19 años.

La estafa que se atribuye a los detenidos consiste en la adquisición de información confidencial de forma fraudulenta, como números de cuentas bancarias y datos de identidad de sus titulares, para luego obtener dinero.

En primer lugar, el estafador, que recibe el nombre de «phisher», se hace pasar por una empresa de confianza en una aparente comunicación electrónica oficial, ofreciendo puestos de trabajo de incorporación inmediata.

Cuando los candidatos responden mediante correo electrónico, el estafador les solicita documentación personal así como el número de su cuenta bancaria, todo ello amparándose en la relación laboral que van a iniciar, obteniendo los datos que precisan para su posterior utilización.

Además, el «phisher» también puede insertar otros anuncios ofertando empleo en diferentes páginas web.
Cuando contacta con los interesados, les explica en qué va a consistir su trabajo y les indica que deben abrir una cuenta bancaria porque es necesaria para pagar la nómina o para realizar el trabajo propuesto.

En algunos casos se les dice a las víctimas, que se trata para evadir impuestos, a cambio de un 10 % de las cantidades que reciba en la citada cuenta.

Después el estafador comienza a emitir recibos fraudulentos con cargo a las cuentas bancarias obtenidas, mediante cargos por conceptos inexistentes y de un importe entre 10 y 70 euros.

El «phiser» también utiliza a otras personas, conocidas como «mulas», que a cambio de un porcentaje, abren las cuentas donde se ingresa el dinero de los estafados, para luego retirarlo o transferirlo a terceras cuentas difíciles de localizar.