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El misterio de las sacas robadas en un vuelo de Maó a Palma- que adelantó en exclusiva Ultima Hora - ha durado menos de una semana. La Guardia Civil detuvo ayer a un vigilante de una empresa de seguridad que confesó el robo de los 800.000 euros. El ladrón sostiene que ocultó el dinero en un lugar seguro, pero que luego «alguien» se lo sustrajo.

Precisamente ayer la Policía Judicial de la Benemérita de Palma debía hacerse cargo de la investigación del caso, ya que hasta la fecha las indagaciones las dirigía la Guardia Civil de Son Sant Joan y los agentes del cuartel de Maó.

Nueva pista

Durante el fin de semana, surgió una pista definitiva que confirmó a los investigadores que el envío de las sacas con el dinero había llegado efectivamente a Palma. Este detalle era de vital importancia, porque suponía que los implicados estaban en Son Sant Joan, y no en Menorca como se temía al principio.

El circulo de sospechosos se fue entonces estrechando y la Guardia Civil fue tomando declaración a todos los trabajadores de Trablisa que habían intervenido, de una forma o de otra, en el envío millonario. El domingo el caso ya estaba muy maduro y ayer los agentes procedieron a la detención de un vigilante de esa empresa de seguridad, que acabó reconociendo los hechos.

El acusado, que al parecer se llama Francisco y es conocido en el aeropuerto como 'Xisco', fue trasladado a las dependencias policiales y durante el interrogatorio aseguró que ya no sabía nada del dinero, por un extraño robo que había sufrido. Siempre según su relato, escondió los 800.000 euros en un lugar seguro y después «alguien» se lo sustrajo.

La Guardia Civil no cree esta versión y al cierre de esta edición llevaba a cabo intensas gestiones para recuperar el botín, el más elevado sustraído en Mallorca en la última década. El caso sigue abierto.