Imagen de la parricida de Lloret, en el momento de su detención en 2010. | Efe

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La Audiencia de Girona ha condenado a 30 años de cárcel a la británica Lian Angela S., conocida como la parricida de Lloret (Girona), por matar a sus dos hijos, de uno y seis años, asfixiándolos con una bolsa de plástico en la habitación de un hotel de la localidad en mayo de 2010.

El juez la ha acusado de dos delitos de asesinato --por los que le ha condenado a 15 años de cárcel a cada uno--, con el agravante de parentesco y los atenuantes de alteración mental y confesión, según explica en la sentencia.

Y es que, según el magistrado, en el momento de los hechos, Lian Angela S. padecía una depresión y un trastorno psicológico no especificado, que provocaron que tuviese «sus capacidades de entender y/o querer gravemente afectadas».

Consciente de sus actos

Sin embargo, tras el juicio oral que se celebró hace 15 días en la Audiencia de Girona, el jurado popular consideró en su veredicto que Lian Angela S. era «plenamente» consciente de sus actos y no tenía anuladas sus facultades metales, aunque sufriera un trastorno psicótico y una dependencia emocional patológica hacia su marido.

Los psiquiatras habían concluido que los mató «por amor» al sufrir una enfermedad mental delirante compartida con su marido, al pensar que los servicios sociales la perseguían para quitarle a sus dos hijos pequeños después de que su esposo fuera denunciado por abusos sexuales y detenido en Barcelona.

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En su declaración ante el jurado, la acusada culpó de todo lo sucedido a su hija mayor, quien denunció a la pareja de Lianne Angela S. por abusos sexuales; según la procesada, si no lo hubiera hecho todavía estarían en Inglaterra y no habría pasado nada de lo ocurrido.

La parricida culpó a su hija mayor porque denunció «algo falso» y provocó que los servicios sociales quisieran quitarle a su hija pequeña, hecho por el cual decidieron marcharse de Inglaterra e instalarse en España, a finales de 2007.

También había declarado como testigo durante el juicio la madre de la acusada, que explicó entonces que su hija se aisló y cambió mucho desde que conoció a Martin S. --el padre de los dos pequeños-- e incluso que estaba «irreconocible».

La madre insistió en que siempre había tenido muy buena relación con Lianne Angela S. y que fue después de romperse su primer matrimonio, del que tuvo dos hijos, cuando conoció a Martin S. y fue aislándose hasta perder completamente el contacto con sus padres en 1995.

Confesó al día siguiente

La sentencia considera probado que sobre las 21 horas del 17 de mayo de 2010, en la habitación 101 del hotel Miramar, la acusada asfixió a su hijo Daniel Angel S., de un año, y a Rebeca Martine S., de seis años, cubriéndole las cabezas con una bolsa de plástico causándoles la muerte.

A mediodía del día siguiente se dirigió a la recepción pidiendo la presencia de la policía y de personal sanitario, tras lo que confesó que había matado a sus hijos.