Imagen de los restos del autogiro que se encuentran en una de las naves del aeródromo de Vilafranca para ser revisadas por los expertos. | Assumpta Bassa

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Agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, técnicos de Aviación Civil y los fabricantes del autogiro accidentado en Vilafranca el pasado sábado trabajan conjuntamente en la investigación para tratar de esclarecer los motivos de la trágica caída de la aeronave. Por el momento, los expertos trabajan con varias hipótesis. La primera que, a priori, tendría mayor consistencia es la posibilidad de que el aparato sufriera algún tipo de fallo mecánico, concretamente en el rotor trasero. Esta línea de investigación estaría basada en las declaraciones de los testigos que vieron desplomarse el ultraligero y que las condiciones meteorológicas eran buenas en el momento de producirse el siniestro. La segunda vía, consistiría en que el piloto sufriera algún tipo de indisposición que no le permitiera controlar la aeronave.

Por el momento, la investigación sigue abierta y la misma podría prolongarse durante varios meses.

Por otra parte, los fabricantes del autogiro accidentado, procedentes de Fuenteovejuna (Córdoba) se desplazaron hasta el aeródromo de Vilafranca para examinar los restos del aparato y realizar un minucioso examen de las piezas y tratar de extraer datos técnicos relevantes para aportar a la investigación.

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Josep Sansó, propietario del aeródromo de Vilafranca desde hace unos 20 años, lamentaba ayer el suceso y explicaba a este periódico que «hay diversas versiones sobre el trágico suceso. Podría ser que el conductor hubiese sufrido un mareo y que el alumno hubiera cogido el mando pero también que el rotor se hubiera roto en el aire». Así lo comentaba Sansó mientras esperaban la llegada de los técnicos desde Córdoba. «Hay que tener en cuenta que esta marca, fabricada en España, es una de las que tienen mejores críticas del mundo».

En el aeródromo ayer se recordaba a Andy. «Era una gran persona que no se merecía este final. Jamás se jugó la vida con acrobacias y peripecias».

Cada domingo siempre había varios aviones en marcha. Ayer nadie se atrevió a surcar el cielo. La tragedia y el dolor estaban muy presentes.