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El Cuerpo Nacional de Policía de Palma rodeó ayer por la mañana un bar de Can Pastilla donde dos mujeres habían sido secuestradas y procedió, tras media hora, a la detención de dos varones implicados en la supuesta detención ilegal. Una de las féminas había sido drogada y la otra se encontraba en estado de gran nerviosismo. La Policía Judicial investiga ahora lo ocurrido.

A las ocho y cuarenta minutos de la mañana la sala del 091 informó a sus unidades más próximas de que una mujer se encontraba en apuros en la calle Virgilio. La señora había sido arrastrada por la acera a la fuerza y pedía ayuda a gritos. Cuando la primera patrulla llegó hasta esa dirección fueron requeridos por una vecina, que les contó lo que había visto.

Segunda mujer

La testigo añadió que una segunda chica había sido llevada violentamente a un local próximo, en la calle Horacio, por lo que varias dotaciones se desplazaron hasta este lugar. El negocio se encontraba cerrado, con el cierre metálico y un candado por el interior, pero los funcionarios escucharon una conversación de varias personas, por lo que comenzaron a aporrear la puerta.

Los murmullos se silenciaron y los policías insistieron para que les abrieran la puerta, sin éxito. Poco después activaron las señales acústicas del coche patrulla, sin obtener tampoco respuesta alguna. En ese momento apareció en escena un ciudadano cubano llamado Leonardo que contó que su prima le había enviado un SMS con el móvil contándole que estaba retenida en el bar y que temía por su vida.

Media hora después, David F.M., de 30 años, abrió la puerta del establecimiento y les indicó a los agentes: «aquí no ha pasado nada, acabamos de cerrar». El joven fue arrestado, al igual que Benito M.C., de 52 años. Las dos mujeres se encontraban en el interior: una de ellas estaba histérica y contó que había escondido entre sus ropas un cuchillo porque temía por su vida. La otra, al parecer, se encontraba drogada y dijo que no quería declarar porque tenía miedo a represalias.