'El Ove', al ser trasladado hace un mes a los juzgados tras ser detenido en Son Banya.

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Alrededor de medio centenar de personas pasaban cada hora por casa de 'El Ove' en Son Banya para comprar droga. El inspector jefe de la Udyco, Antonio Suárez, declaró ayer en el juicio contra el 'Clan del Bizco' que la red que encabezaba vendía cocaína por valor de unos 3.000 euros cada hora: «Casi hacía falta un semáforo en su calle», indicó.

El responsable de la investigación que llevó a a la detención de los nueve acusados en el año 2006 aportó varios detalles que ponían de manifiesto el éxito de este punto de venta en Son Banya: En dos años, de 2004 a 2006, 'El Ove' y su mujer gastaron en efectivo más de medio millón de euros. Poco antes de esta primera detención, el cabecilla del grupo adquirió un monovolumen de alta gama. Pagó los 40.000 euros que le costó a tocateja, en billetes de 20 y 50 euros.

Gallos

La falta de ingresos oficiales por parte de la pareja -no tenían trabajo conocido ni siquiera una cuenta corriente- lleva a la policía a sospechar que estas cantidades sólo podían provenir del narcotráfico. En su interrogatorio, el abogado de 'El Ove' intentó plantear como una alternativa que su defendido cría gallos de pelea y que su alto tren de vida provendría de su éxito en las apuestas ilegales. La apuesta fuerte de la defensa, en todo caso es intentar acreditar lagunas en las escuchas telefónicas. En este sentido, el inspector jefe aclaró que antes de los pinchazos se realizaron labores de vigilancia ante la casa de 'El Ove'. El gran número de personas que acudían reafirmó las sospechas de que allí se vendían estupefacientes.

Las escuchas llevaron a los investigadores del Grupo de Estupefacientes del Cuerpo Nacional de Policía a establecer el organigrama del clan. 'El Ove' y su mujer gestionaban la venta al por menor en la vivienda con 'El Lolo' como lugarteniente. Otros dos acusados, 'Josete' y 'La Bombi' se encargaban del suministro de droga. Los otros cuatro se dedicaban, bien a transportar la cocaína y la heroína a la casa o bien a venderla en la puerta.