Imágen del coche fúnebre frente al edificio donde estaba trabajando. | Carme Fontestad

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Bartomeu Barber Arguimbau, de 54 años de edad, casado y padre de dos hijos, falleció ayer mientras trabajaba en la reforma de una casa en la calle de S'Ermita de Ferreries, junto al torrente.

El hombre había estado trabajando a unos cinco metros de altura arreglando la parte alta de la fachada. En un principio se barajó la idea de que el obrero pudiera haber fallecido al precipitarse al suelo desde esa altura. Sin embargo, fuentes oficiales aseguran que se estaba medicando para tratar un problema de coagulación en la sangre y que podría haber sufrido un ataque al corazón o alguna otra complicación cardiaca que le habría provocado la muerte.

Debido a que no hubo ningún testigo ocular no se descarta, por tanto, que se trate de una muerte natural que incluso podría haber ocurrido a ras de suelo. De hecho, el otro obrero que trabajaba en la reforma de la casa al parecer no oyó ningún golpe que pudiera indicar que su compañero cayó desde lo alto del andamio. Dos efectivos de la Guardia Judicial estudiaron ayer la zona y el forense realizará hoy la autopsia que tiene que determinar las causas precisas de la muerte.

Sea como fuere, al haberse producido en horario de trabajo, el fallecimiento de Bartolomé Barber se considera accidente laboral. En el recinto de la propiedad se encontraba el otro albañil que, al verlo tendido en el suelo, avisó inmediatamente a los servicios de emergencia del 061. Eran las diez de la mañana.

Poco después llegó una unidad de reanimación y una UVI móvil que intentaron reanimar al hombre pero que no pudieron hacer nada por salvar su vida. Fuentes del servicio de emergencias de 061 confirmaron que la muerte se produjo «casi en el acto». También se desplazó al lugar un doctor de Ferreries y un psicólogo que atendió a la mujer del fallecido.

El alcalde de Ferreries, Josep Carreres, fue el encargado de transmitir la mala noticia a los familiares de la víctima y los acompañó en tan difíciles momentos.

El fallecido trabajaba como albañil en la empresa de construcción local Moll i Florit. Al conocer el terrible suceso, los gerentes de la empresa acudieron al lugar. También el propietario de la casa que estaban reformando.

En pocas horas la mayoría de vecinos estaba al corriente de lo ocurrido y la consternación barrió el municipio. La fatalidad quiso que el accidente se produjera justo un año después de que otro ferreriense también de unos 50 años perdiera la vida en Fornells mientras arreglaba el tejado de su casa.