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La policía ha detenido a cuatro chicas de entre 20 y 24 años, en el barrio palmesano del Rafal, por secuestrar a una amiga suya durante más de dos horas, golpearla repetidamente y robarle, una agresión que provocó que la joven intentara suicidarse al día siguiente.

Agentes del Grupo de Atracos han detenido a Patricia O.M. y Laura S.O., ambas de 20 años; Raquel M.O., de 24 y Gloria M.D. de 21, como presuntas autoras de dicha detención ilegal así como de un delito contra la integridad moral, robo con violencia y lesiones, según ha informado la Jefatura Superior de Policía de Baleares en un comunicado.

La investigación de la llamada «operación Amistades Peligrosas» comenzó el 15 de marzo, a raíz de que una joven intentara suicidarse arrojándose desde un cuarto piso en la zona del Rafal. Tres días después, una amiga de la víctima denunció que el motivo de dicho intento de suicidio podía ser una agresión que había sufrido, al parecer «por celos».

La Policía averiguó que el día 14 las cuatro acusadas esperaron a su conocida a la salida del trabajo, la introdujeron en el coche de una de ellas por la fuerza, agarrándola del pelo, y la trasladaron a un lugar próximo al edificio abandonado de Gesa, donde la golpearon repetidamente, dejándole señales evidentes de la agresión en el rostro.

Después de que las agresoras la abandonaran, la víctima llamó por teléfono a la denunciante para pedirle que fuera a buscarla porque había sufrido una agresión de sus hasta entonces amigas. Sin embargo, la denunciante no pudo encontrarla porque sus agresoras regresaron, la volvieron a meter en el coche y se la llevaron de nuevo.

Cuando pudo contactar nuevamente con su amiga por teléfono, está le narró que las detenidas la habían llevado a algún lugar del barrio de Génova donde la volvieron a agredir, intentaron cortarle el pelo con unas tijeras y le robaron el teléfono móvil y los 30 euros que llevaba.

La Policía considera que, contando las dos agresiones, la joven estuvo retenida entre dos y tres horas y además de los golpes recibió continuas amenazas.

La víctima dijo a su familia que había sido víctima de un atraco y ocultó lo ocurrido por temor a represalias por parte de las agresoras.