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Pocas dudas tuvieron los miembros del jurado para elegir las opciones más duras para el acusado. En una deliberación récord (apenas cinco horas) el tribunal popular consideró probado que Miquel Serra Bosch mató a sangre fría, por la espalda y a golpes con una barra de hierro al marido de su ex mujer, Juan Molero en Son Oliva en agosto de 2009. Las conclusiones de los ciudadanos que integraban el Tribunal suponen también que el acusado intentó matar a uno de los testigos del crimen que bajó desde su casa al aparcamiento en el que ocurrieron los hechos y trató de detenerle.
En la práctica, el veredicto del jurado supone que Serra Bosch es culpable de un delito de asesinato con el agravante del aprovechar las circunstancias de tiempo y lugar para garantizar el crimen. A éste delito se une otro de tentativa de homicidio. Con esta base, el fiscal, Julio Cano solicita la máxima condena posible por ambos delitos, un total de 28 años de prisión. En la misma línea se pronuncia la acusación particular.
Petición mínima
La defensa, una vez descartada por el jurado su alegación inicial (un delito de homicidio) pide las penas mínimas por ambos delitos, lo que supone 20 años. El magistrado que preside el Tribunal del Jurado tendrá ahora que fijar la pena en la sentencia.
Los miembros del jurado acordaron por unanimidad la versión de los hechos que sostenía la Fiscalía. Después de 35 años sin ver a su familia, a la que había abandonado, Miquel Serra Bosch -entonces preso- regresó a Mallorca en un permiso penitenciario.
Durante el mes de julio de 2009 visitó en Son Oliva las zonas por las que se movía su ex mujer y Juan Molero, el hombre con el que ella se había casado y con el que había rehecho su vida. La mujer había dado por muerto prácticamente a su primer marido con el que tenía dos hijos, el menor de los cuales manifestó en el juicio que nunca había conocido a su padre biológico.
La madrugada del 7 de agosto de 2009, Juan Molero salió de casa para ir a trabajar. Al llegar al aparcamiento se encontró con que alguien había intentado entrar en su coche ya que había alambres en las puertas. Entonces fue cuando el acusado le atacó por la espalda y le dio un fuerte golpe con una barra de hierro en la cara. La víctima cayó al suelo y su agresor, el ex marido de su mujer, le remató con otros dos golpes que literalmente le reventaron el cráneo. El jurado también considera probado, si bien esta vez por mayoría que intentó matar al joven que le vio golpear entre dos coches y pensó que dañaba los vehículos. El testigo salió a la calle e intentó detener al hombre. Éste intentó clavarle un cuchillo de cocina que llevaba en el estómago.