Miembros de la Organización malasia de Energía Atómica comprueban los niveles de radiación de los pasajeros provenientes de Japón en el Aeropuerto Internacional de Kuala Lumpur. | AHMAD YUSNI

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Japón elevó la gravedad del accidente de Fukushima al nivel 5, mientras que camiones cisterna del ejército reanudaron hoy el lanzamiento de agua en el edificio que alberga el reactor número 3, cuando se cumple una semana del terremoto y tsunami que causó la crisis nuclear.

La Agencia de Seguridad Nuclear de Japón elevó la gravedad del accidente del nivel 4 al 5 en la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES) de entre 0 y 7, mientras que la policía aumentó a 17.230 el número de víctimas -6.911 muertos y 10.319 desaparecidos- en la mayor tragedia registrada en Japón en los últimos 140 años.

Los expertos tratan de enfriar hoy el reactor número 3, en el que ayer vertieron 64 toneladas de agua desde camiones cisterna y helicópteros militares, mientras que intentan reactivar la energía eléctrica con cables externos para ayudar al sistema de refrigeración.

Unos siete camiones del equipo de los 30 del cuerpo de bomberos de Tokio se acercan por turnos al reactor en intervalos de cinco a diez minutos y lo rocían con agua durante varios segundos, antes de alejarse de nuevo para dar paso a la siguiente ronda.

Se prevé que en esta operación se lancen sobre el reactor 50 toneladas de agua, según la televisión pública NHK, que mostró cómo de la unidad 3 salían columnas de vapor o humo blanco.

El reactor número 3 tiene problemas con la piscina de almacenamiento de combustible, ante el descenso del agua que lo cubre para impedir su sobrecalentamiento.

Aunque las operaciones de ayer lograron introducir líquido en la piscina, los responsables de la central consideran que el nivel todavía es demasiado bajo y existe la posibilidad de que suba la temperatura.

Las últimas mediciones de radiactividad tomadas a un kilómetro al oeste del reactor número 2 apuntan a que los niveles se han reducido desde primera hora de hoy, según la agencia local Kyodo.

El director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), el japonés Yukiya Amano, llegó hoy a Tokio para seguir de cerca la crisis y recabar información de primera mano.

Mientras, parlamentarios, gobiernos locales y miembros de los equipos de rescate recordaron hoy con un minuto de silencio a las 14.46 hora local (05.46 GMT) el momento exacto en el que el temblor de 9 grados en la escala de Richter sacudió el noreste del país.

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En la provincia de Miyagi, cuya capital es Sendai, los funcionarios del gobierno local también mantuvieron un minuto de silencio en la mañana de hoy en recuerdo de las víctimas, muchas de las cuales se registraron en esta zona, una de las más devastadas.

Y lo mismo hicieron los senadores en la Cámara Alta de Japón, que hoy celebraron su primera sesión después del seísmo.

Las autoridades niponas aumentaron hoy a 6.539 la cifra de muertos del terremoto del pasado 11 de marzo, que supera ya en número de víctimas al seísmo de Kobe de 1995.

El temblor de la ciudad de Kobe (centro de Japón), de 7,2 grados de magnitud en la escala de Richter, provocó el 17 de enero de 1995 la muerte de unas 6.400 personas.

Hasta ahora, el terremoto de Kobe era el de mayor gravedad en fechas recientes en Japón, un país asentado en pleno Anillo de Fuego del Pacífico y que registra numerosos temblores, si bien la mayoría no tienen consecuencias graves por las estrictas normas de construcción en vigor.

Con anterioridad, el 1 de septiembre de 1923, el conocido como seísmo de Kanto que ocurrió en la región de Tokio, cuando la mayoría de las casas eran de madera, causó 140.000 muertos.

Miles de personas siguen todavía sin ser localizadas en localidades costeras de las provincias de Miyagi, Iwate y Fukushima, que el tsunami prácticamente borró del mapa.

El aumento al nivel 5 otorgado por las autoridades niponas a la situación de dicha central se refiere a los accidentes nucleares «con consecuencias de mayor alcance», mientras el grado 4, en el que lo mantenían hasta ahora, definía a los accidentes «con consecuencias de alcance local».

La radiactividad en torno a la central nuclear, operativa desde 1971, llevó al gobierno nipón a evacuar casi 230.000 personas en un radio de 20 kilómetros y recomendar a aquellas que se encuentran entre 20 y 30 kilómetros de la planta que permanezcan en sus casas con puertas y ventanas cerradas.

En medio de tanta destrucción, el primer ministro de Japón, Naoto Kan, se mostró hoy convencido de que el país será «capaz de emerger de la crisis».

«Reconstruiremos Japón de nuevo», aseguró Kan, que reconoció que la crisis nuclear de la planta de Fukushima es «grave», pero incidió en que «no hay espacio para el pesimismo».