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La organización de narcotraficantes desmantelada por la Guardia Civil de Palma durante la Operación Mecha estaba supuestamente liderada con mano de hierro por un boxeador, que ha ingresado en prisión. El alto nivel de vida de L.R.U. y de algunos de sus lugartenientes fue la pista que, siete meses atrás, hizo que los investigadores se fijaran en los sospechosos.

El ECO (Equipo contra el Crimen Organizado) y el EDOA (Equipo delincuencia Organizada y Antidroga) llevaban desde el verano tras los pasos de la banda, que enviaba paquetes cargados de hachís a Mallorca. Se pincharon teléfonos y se sometió a los implicados a un discreto seguimiento, de día y de noche, que ahora ha dado sus frutos: 19 detenidos y ocho de ellos a prisión. Incluido el cabecilla.

Investigación

Los miembros de la red establecieron una serie de medidas de seguridad para evitar filtraciones y cambiaban con frecuencia de teléfonos móviles para asegurarse de que eran seguros. La droga llegaba desde Málaga o Barcelona, en envíos a una empresa de paquetería postal. El boxeador y algunos familiares eran los encargados de esconder los alijos, presumiblemente en una nave de Marratxí.

Cuando medio centenar de guardias civiles irrumpió en es Rafal y Marratxí, fuertemente armados y con pasamontañas, se incautaron de 100 kilos de hachís y de 17.000 euros. Sin embargo, los investigadores creen que en el juicio contra la banda podrán demostrar que introdujeron, al menos, otros 400 kilos en los últimos meses. La mujer del boxeador y su padre fueron arrestados en el transcurso de la 'operación Mecha', que podría deber su nombre a que la joven es peluquera. Tras declarar ante el juez, los dos han quedado en libertad con cargos.

El ECO y el EDOA continúa con las diligencias, ya que faltan por detener «actores secundarios» de la banda en Málaga y Barcelona. Sin embargo, se trata de pequeños narcotraficantes que están plenamente identificados y su arresto no es, de momento, una prioridad policial.

La familia acusada regenta un conocido bar en la barriada de es Rafal, pero los ingresos que generaba el negocio no podían justificar el altísimo nivel de vida que llevaban. Esa fue la perdición del clan, que llamó demasiado la atención. «A veces es una suerte que los 'narcos' se empeñen en querer aparentar. Sin darse cuenta, nos ponen sobre la pista y luego es cuestión de tiempo que caigan. Coches lujosos para jóvenes con trabajos poco remunerados es una combinación que llama demasiado la atención», explicó ayer un mando policial.

En el operativo de la semana pasada, agentes de la Comandancia de Palma se desplazaron a la Península para detener a algunos implicados en los envíos de hachís a gran escala.