TW
14

Once de la mañana. Una unidad de la Guardia Civil patrulla en Ses Salines. A la altura del campo de fútbol, en dirección a Cala Llombards, reparan en seis magrebíes mojados, que les miran recelosos. Bingo: la Benemérita acaba de frustrar el enésimo desembarco de pateras en Mallorca. Con un poco de fortuna, eso sí.
El grupo, al parecer, había zarpado a bordo de una pequeña embarcación en la noche del sábado al domingo, desde el puerto argelino de Dellys. Todo un clásico en el mundo de las pateras. Eran ocho argelinos, entre ellos el que pilotaba el barco, y se habían preparado para la travesía: doble abrigo, gorros, agua potable y comida en abundancia. Todos ellos eran jóvenes, de unos veintipocos años, y a diferencia de otras ocasiones, ninguno portaba el Corán. Cuando les solicitaron la documentación reconocieron que no la llevaban encima y luego, en un básico francés, reconocieron que acababan de llegar en patera.
Detenidos
Los magrebíes fueron arrestados y en un primer momento se pensó que eran diez los que habían llegado, por lo que el operativo de búsqueda siguió en marcha. Desde el aire el helicóptero de la Guardia Civil peinó Cap Salines y los alrededores y localizó la patera sobre las rocas, cerca del faro. Por mar, el Servicio Marítimo de la Benemérita vigiló la costa.
Al final, se confirmó que eran dos los fugitivos que faltaban por detener, y fueron localizados en las inmediaciones de Cala Llombards. Los ocho permanecieron durante horas en el cuartel de Santanyí, donde fueron interrogados e identificados, y por la tarde noche fueron trasladados a la Jefatura de Palma, para que el Cuerpo Nacional de Policía se hiciera cargo de ellos.
Según parece, los inmigrantes aseguraron que buscaban trabajo en Mallorca y ninguno de ellos es reincidente. Los investigadores tratan de determinar si alguna mafia radicada en la Isla les iba a prestar cobertura o si actuaron por libre. El radar no detectó cuando se aproximaban a la costa mallorquina, a primera hora de la mañana de ayer.