Tomás Arroyo Rodríguez, 'el Brujo', en una de sus comparecencias ante los juzgados de Eivissa para responder por abusos sexuales. | ultimahora.es

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Durante once años, Tomás Arroyo Rodríguez fue 'el Brujo', una especie de gurú que embaucó a una quincena de adolescentes y a sus familias para seguir un tratamiento que pasaba por su cama. A partir de mañana lunes, se enfrenta en Eivissa a una de las peticiones de condena más altas jamás pedidas por la Fiscalía en Balears por delitos sexuales: 104 años. 'El Brujo' es ahora un hombre de 55 años que ha pasado por dos infartos. Junto a él se sentará su amigo Alberto Cañabares, para el que se solicita una condena de 39 años.

La Sección de Refuerzo de la Audiencia Provincial de Palma será la encargada de examinar una de las causas que más atención han levantado en Balears. Por encima de procesos como el de Rodrigo de Santos, la causa contra 'el Brujo' mezcla morbo y una historia de película. Se prevé que la vista oral se prolongue durante cinco días en sesiones de mañana y tarde. Ante el tribunal comparecerán las quince víctimas, otros 36 testigos y la friolera de 19 peritos -de récord- propuestos por las nueve partes (dos defensas y siete acusaciones) que estarán en la Sala. La causa ha despertado un gran interés en medios nacionales y, de hecho, la Audiencia Provincial tuvo que solicitar una sala más grande al Decanato de los Juzgados de Eivissa para poder desarrollar el macrojuicio.

En torno a 1994, según el escrito de acusación, 'el Brujo' formó un grupo de jóvenes, todas ellas menores de edad. Él simulaba tener poderes paranormales, y se presentaba como un curandero y mentalista. Además, aparecía rodeado de personas famosas que le daban un aura de credibilidad y de seriedad. Convencía a las menores para que siguieran su voluntad de forma ciega y les ofrecía mejorar su personalidad, alcanzar seguridad frente a la vida y en su relación con los hombres. Una fórmula mágica en toda regla que, según sostienen las acusaciones, servía como anillo al dedo para captar a adolescentes desorientadas. Incluso algunas de sus víctimas presentaban trastornos como anorexia.

Secta

El tratamiento incluía en algún momento que las menores tenían que mantener relaciones sexuales con él. Todas ellas tenían entre 14 y 18 años. En uno de los casos, la joven se negó y fueron sus propias compañeras quienes le dijeron que tenía que acceder. El grado de sugestión era tal que hay hermanas de la misma familia afectadas y varias de las menores fueron presentadas al brujo por sus propias madres, o por amigas de éstas. Casi una secta por la que a partir del lunes, 'el Brujo' tendrá que defenderse.