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Un vecino de Pollença de 86 años de edad, antiguo traductor de la ONU, mató ayer a su mujer, una keniata que iba a cumplir 50 años mañana, tras atropellarla en su finca de Es Calvari. El octogenario sostiene que se trató de un accidente, pero su hijo, que fue testigo de los hechos, lo contradice y la Guardia Civil cree que se trató de un homicidio.

Anne Wanjiru y Miquel Llodrà se conocieron hace muchos años en Viena, cuando él trabajaba en aquella ciudad en una comisión sobre Energía Atómica de la ONU. La pareja tenía dos hijos: Brian, que ahora tiene 25 años, y Marc, de 21. Se trasladaron a vivir a Pollença y en los últimos años la relación se hizo insostenible. Se separaron y ella se quedó a vivir en la lujosa finca de la calle Cerdà, al final de la escalinata de Es Calvari de Pollença.

Ayer por la mañana, sobre las ocho, el traductor se presentó en la finca, al volante de su Citroën C3. Quería recuperar un busto de su propiedad y en el interior de la vivienda, donde dormía uno de los hijos de ella, se entabló una violenta discusión entre ambos.

Gritos
Según parece, Anne estaba muy alterada y le pidió a su marido que no se marchara. En un momento determinado se interpuso en su camino, delante del coche, y entre él y el hijo la separaron del vehículo y la sentaron en las inmediaciones, para que se calmara.

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Es en este punto cuando difieren las versiones. Miquel Llodrà aseguró que él arrancó el coche y que se dio cuenta de que la había atropellado cuando ya era demasiado tarde y Anne había sido arrastrada varios metros, a la entrada de la finca de Es Calvari. El hijo, que fue testigo de la secuencia, ha facilitado otra versión a los investigadores, con lo que el cuadro cambió drásticamente.

Tras el atropello, padre e hijo subieron en el coche, en el asiento del copiloto, a la mujer moribunda y la trasladaron hasta el PAC (Punto de Asistencia Continuada) de la localidad. Dejaron el coche a la entrada del centro de salud, mal aparcado, y entraron a la keniata en las instalaciones. A las ocho y media los médicos se pusieron en contacto con la Policía Local e informaron de que una mujer se encontraba en estado de «parada respiratoria» tras ser atropellada por un coche.

Los agentes municipales se desplazaron hasta el PAC y al poco tiempo se hizo cargo de la investigación la Guardia Civil, ya que había sospechas de que podía tratarse de un homicidio. Las contradicciones del octogenario y la declaración del hijo pueden ser las principales pruebas en su contra. También se está revisando si una cámara de seguridad de la calle Cerdà grabó parte de la secuencia del atropello, lo que sería de gran ayuda para los investigadores.

El cuerpo sin vida de la fallecida, que también había tenido problemas con sus hijos, fue retirado por la empresa funeraria municipal pasadas la una de la tarde y en las próximas horas está previsto que se le practique la autopsia, para confirmar las circunstancias de la muerte.