El año pasado la Guardia Civil intervino en la residencia Crist Rei de Inca, que ha vuelto a ser denunciada. | Elena Ballestero

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La residencia de la tercera edad de Inca que en abril de 2009 fue investigada por supuestos malos tratos a sus internos vuelve a estar en el punto de mira policial. La Policía Judicial de la Guardia Civil está investigando la denuncia interpuesta por la hija de una interna del geriátrico Nova Edat Inca, de la calle Lloseta, en la que acusa de «lesiones por imprudencia» al centro.

El pasado sábado una mujer se presentó en el cuartel de la Guardia Civil de Inca y presentó seis partes médicos en los que quedaba acreditado según ella que su madre, de avanzada edad, había sufrido lesiones «por imprudencia». Además, denunció que en el centro existía «falta de higiene» en el cambio de la dentadura o de la ropa interior de la anciana.

Seis casos

El primer incidente con la señora de edad se produjo el 3 de agosto pasado, cuando fue atendida en el hospital de Inca por una caída en el centro. Se golpeó en la cabeza y aunque no perdió el conocimiento «parece más somnolienta», según consta en el parte. Veinte días después, regresó al hospital de Inca por otra caída que le causó una herida inciso contusa en la frente.

El 7 se septiembre se cayó en el comedor de la residencia y comenzó a sangrar por la nariz. Horas antes también había resbalado en su habitación. «Gran tumefacción en mano, dolor selectivo», indicaron los facultativos que la atendieron. Ese mismo día, la familia de la víctima la trasladó hasta el hospital y le detectaron una fractura de huesos de la nariz, así como una contusión en la mano.

El día 9 de septiembre, dos días después, regresó al centro hospitalario, pero esta vez el diagnóstico fue distinto: atragantamiento. Los facultativos que la atendieron detectaron también una «fractura cerrada de navicular (escafoides de muñeca)».

El último parte médico acreditado por la denunciante se remonta al día 6 de este mes, cuando la interna cayó de nuevo y se lesionó la cadera. La hija de la víctima explicó a la Benemérita que su madre ingresó en el geriátrico de Inca en octubre de 2009 por una enfermedad que sufría.

Según la familia, «la falta de personal y de la atención que le prestan» ha provocado que la señora haya caído en diversas ocasiones y que se encuentre en un estado físico muy delicado debido a las lesiones que está padeciendo. Sin embargo, la «gota que colmó» el vaso fue que se sintieron «engañados» porque el mismo día de la denuncia la anciana cayó «al pasarla de la butaca a la silla de ruedas, según nos dijeron en el centro». Luego, siempre según la familia, una enfermera cambió la versión y aseguró que se había desplomado cuando se había intentado levantar sola. Esta circunstancia era imposible porque la mujer estaba operada del fémur y no podía incorporarse por sus propios medios.