Los investigadores examinan los restos de la aeronave en la finca del término de Petra donde se estrelló. | Alejandro Sepúlveda

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Aviación Civil ha hecho públicos los resultados de la investigación del accidente de un ultraligero en Petra, registrado a finales de julio de 2008, en el que fallecieron dos personas. Como suele ser habitual en los siniestros aéreos que investiga el organismo dependiente del Ministerio de Fomento, los resultados se han hecho esperar ya que las investigaciones han durado meses debido a su complejidad.

En el trágico accidente perdieron la vida Bruno Marcos Olivera, un catalán de origen argentino de 33 años de edad y camarero de profesión en un bar de noche del Port d'Andratx, y Rogge Sutton, británico de 47 años. El siniestro se produjo alrededor de las ocho y media de la noche del jueves 24 de julio de 2008, en la finca de Son Sant Andreu de Petra.

Maniobras extrañas

Según el informe de Aviación Civil, el ultraligero había despegado del campo de vuelos de Es Cruce a las 20.00 horas, con el piloto y un pasajero a bordo. Según las declaraciones de varios testigos, la aeronave, que volaba bajo, «hacía maniobras extrañas con repentinos cambios de potencia, hasta que se inclinó y cayó en picado impactando con el morro contra el suelo». El ultraligero quedó destruido y los dos pasajeros murieron.

La investigación explica que el piloto contaba con un total de 47 horas de vuelo de ultraligeros motorizados. Solía volar todas las semanas y había realizado su último vuelo dos días antes.

No obstante, según informaciones facilitadas por el jefe de vuelos, «se había advertido al piloto en varias ocasiones sobre las maniobras que realizaba y la forma en que lo hacía».

El informe destaca que «la condición de vuelo bajo siempre implica un riesgo añadido, ya que ante cualquier situación anómala que pueda surgir, las posibilidades de reacción se reducen, llegando incluso a eliminarse cualquier posibilidad de recuperación de las condiciones de vuelo».

Acerca de la causa probable del trágico accidente, recoge que las condiciones meteorológicas eran buenas para el vuelo, con vientos de doce kilómetros por hora.

Así las cosas, Aviación Civil señala que «no se han podido determinar exactamente las causas del accidente, aunque por las declaraciones obtenidas, la aeronave pudo haber entrado a una situación de entrada en pérdida motivada por la inadecuada realización de una maniobra. Por otra parte, la cercanía con el suelo imposibilitó la realización de una acción correctora».

En resumen, Aviación Civil apunta que un exceso de confianza del piloto y una mala ejecución de maniobra provocó que la aeronave entrara en pérdidas, impactara contra el terreno, lo que provocó el incendio del ultraligero, el cual quedó completamente destrozado, y sus dos ocupantes murieron.