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El príncipe saudí Saud Abdulaziz bin Nasser al Saud fue condenado hoy a cadena perpetua por un tribunal de Londres por haber golpeado brutalmente y estrangulado hasta la muerte a su sirviente, con el que mantenía una relación homosexual.

Al Saud deberá cumplir una condena mínima de 20 años en prisión por asesinar a Abdulaziz, de 32 años, tras lo que el tribunal penal de Old Bailey consideró «una agresión sádica».

Al dictar sentencia, el juez señaló hoy que era «muy poco habitual que un príncipe afronte un cargo de asesinato».

El magistrado recordó que «nadie en este país está por encima de la ley» y dijo que sería un error dictar una sentencia «más severa o más indulgente» al acusado por su pertenencia a la familia real saudí.

El príncipe fue declarado culpable este martes por la muerte de su sirviente, con el que mantenía una relación sexual, en un hotel de cinco estrellas de Londres, en el céntrico barrio de Marylebone, tras una serie de abusos físicos y psicológicos.

Cuando fue detenido, Al Saud apeló a la inmunidad diplomática, que sin embargo no se le aplica en el Reino Unido, y ofreció 1 millón de libras (1,13 millones de euros) en metálico a cambio de evitar la custodia policial mientras se celebraba el juicio.

Durante el proceso, el fiscal describió la muerte del ayudante del príncipe, cuyo cadáver fue descubierto en el citado hotel el pasado 15 de febrero, como un ataque «sádico», que se produjo tras una noche de juerga para celebrar san Valentín.

El príncipe Al Saud, de 34 años y miembro de la familia real de Arabia Saudí, estaba embriagado cuando agredió al joven, tras haber consumido grandes cantidades de champán y cócteles tipo «sexo en la playa».

Durante el juicio, el príncipe admitió el cargo de homicidio, pero negó el de asesinato.

Cuando se encontró el cadáver de Abdulaziz, Al Saud manifestó que su ayudante había sido agredido y robado tres semanas antes de su muerte en el barrio londinense de Edgware Road, para explicar así las heridas que presentaba el fallecido.

Las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad del hotel mostraron, en cambio, al príncipe agrediendo a su ayudante en el ascensor en dos ocasiones durante las semanas previas a su muerte, y se le vio también dándole patadas en la puerta de un restaurante la noche de su fallecimiento.

A lo largo del proceso, el príncipe, que mantuvo que su ayudante y él eran «amigos e iguales», negó una supuesta relación homosexual entre ambos.

Sin embargo, el fiscal Jonathan Laidlaw afirmó que las pruebas halladas -entre ellas fotografías guardadas en un móvil y restos de semen en la ropa interior de la víctima- «establecen de forma bastante concluyente que (Al Saud) o bien es gay o tiene tendencias homosexuales».

El príncipe y su ayudante se habían alojado juntos en el citado hotel londinense desde el 20 de enero, tras haber prolongado unas vacaciones.

Las manchas de sangre encontradas en la habitación indicaban, según la fiscalía, que la víctima fue objeto de una serie de agresiones separadas antes de ser asesinado.