Los equipos de emergencia acudieron rápidamente a la casa del menor, pero ya no pudieron hacer nada por reanimarle. | Maria Nadal

TW
14

Miquel Àngel Darder Soler, un niño de 10 años de edad, falleció al mediodía de ayer en su casa de sa Pobla en un terrible accidente doméstico. El menor jugaba con una cuerda en el corral y se asfixió tras enrollársela al cuello, a modo de juego.

Pasadas las doce una mujer llamó muy alterada al 112. Explicó que su hijo se había ahorcado y que necesitaba ayuda urgente. Los hechos habían ocurrido en una planta baja del número 93 de la calle Antoni Maura, en sa Pobla, y en ese momento se encontraban en la casa la madre, que estaba en la cocina, y su hijo Miquel Àngel, que jugaba en el corral.

La Policía Local, una ambulancia, un psicólogo y la Guardia Civil, así como la Cruz Roja, irrumpieron en el domicilio y comprobaron que el menor estaba en parada respiratoria. Su madre le había desatado la cuerda del cuello, pero parece ser que el niño había pasado algunos minutos sin respirar y su estado era crítico.

Durante muchos minutos los médicos intentaron reanimarle, pero todos los esfuerzos fueron inútiles.

La madre se encontraba en un estado de shock y también tuvo que ser atendida. El pequeño fallecido tiene dos hermanos más mayores, que no se encontraban en la vivienda cuando ocurrió el trágico accidente.

La Policía Judicial se hizo cargo de la investigación y el Juzgado de Instrucción número 7 de Inca, que ayer se encontraba en funciones de guardia, fue informado del fallecimiento del menor. Un forense examinó el cuerpo sin vida del muchacho y dictaminó, a la espera de los resultados definitivos de la autopsia, que la muerte le había sobrevenido por asfixia, al ahorcarse por accidente. De la reconstrucción de los hechos llevada a cabo por los investigadores se desprende que al mediodía Miquel Àngel salió a jugar solo al corral de su casa.

Cogió unas cuerdas y empezó a jugar junto a un naranjo. Parece ser que se fue enrollando en la cuerda y después, por causas que están siendo investigadas, no se las pudo retirar del cuello, con lo que se fue asfixiando.

Conmoción

Cuando se confirmó el fallecimiento del niño, la noticia se extendió rápidamente por sa Pobla y fueron muchos los vecinos que acudieron desolados a la calle Antoni Maura, para intentar apoyar a la familia en unos momentos tan difíciles.

«Es una desgracia terrible. Todo el mundo conoce a esta familia y el niño era muy bueno. Estas cosas no deberían pasar», comentó una vecina de la calle, todavía conmocionada por lo sucedido.