El acusado, Hermenegildo Fernandez, durante una de las sesiones del juicio. | MONTSERRAT T DIEZ

TW
4

El final del juicio por el asesinato de Laura Gallego dejó claro el dónde, el cómo y el quién. La defensa de Hermenegildo Fernández acepta que su cliente acabó con la vida de la joven en el taller de Marratxí en el que ambos convivían y califica los hechos como un delito de lesiones en concurso con un homicidio imprudente. De esta forma, el jurado popular que esta mañana recibirá el objeto de su veredicto, tendrá que pronunciarse sobre si el acusado tenía intención de matar a la joven o si bien, cayó sobre la víctima en medio de una pelea de forma que le rompió cuatro costillas y provocó su muerte sin tener intención de ello.
Las tres acusaciones presentes en el juicio mantuvieron los mismos cargos que al inicio de la vista, en los que solicitan pena de 22 y 25 años de cárcel para el acusado. La fiscal, Concepción Ariño, recordó que la víctima presentaba multitud de golpes que le habían causado hemorragias en el cerebro, el hígado, el riñón y el páncreas, además de un impacto en el cuello que le partió el tiroides: «Hay que golpear con mucha fuerza y con intención de matar para causar estas lesiones», señaló la fiscal. Ariño también recordó que la joven tenía heridas que corresponderían a abrasiones cuando el acusado estaba tirado encima de ella y la asfixiaba: «Él veía cómo Laura intentaba respirar. Si ves que alguien hace lo indecible para tomar aire y no paras, estás buscando su muerte». La fiscal también recordó que el acusado no pidió ayuda justo después de romperle el tórax para que pudiera ser atendida: «no solo la quería matar, quería que sufriese y debió sufrir mucho». Las acusaciones también incidieron en que el acusado intentó ocultar lo ocurrido, que limpió el cuerpo de la víctima y parte de la habitación, cuyo suelo estaba húmedo, además de dar cemento en una pared para ocultar manchas de sangre.
Frente a la versión de las acusaciones, el letrado de la defensa, Fernando Mateas, insistió en que existen «muchos vacíos y muchas lagunas» sobre lo que ocurrió en estos hechos. La defensa ayer modificó sus conclusiones iniciales, en las que solicitaba la absolución y asumió que el acusado sí golpeo a Laura Gallego y que sí causó su muerte, a pesar de que en su declaración, Hermenegildo Fernández negó haber tocado a la joven. La defensa cree que la víctima fue al poblado de Son Banya donde fue agredida por un problema de drogas y que, al regresar a la casa inició una discusión con el acusado que desembocó en agresión. En un momento dado, el acusado saltó encima de la víctima y le rompió las costillas, de forma que ésta se asfixió.
«Facilísimo»
El letrado planteó que si hubiera habido intención de matar a la joven, Hermenegildo tenía a su alcance multitud de objetos contundentes a mano y que, a la hora de ocultar pruebas, hubiera podido hacer desaparecer el cuerpo de la víctima, «es facilísimo», aseguró. También insistió en que «lo desagradable de los hechos no tiene nada que ver con la intencionalidad» y, en múltiples ocasiones insistió a los miembros del jurado en que «son jueces» y lo difícil de su labor.
El jurado recibirá esta mañana el documento que incluye una serie de preguntas que desglosan la causa y que ellos tienen que responder en su veredicto para dilucidar si Hermenegildo Fernández quiso o no acabar con la vida de Laura Gallego.