Por fortuna, el coche no arrolló a ningún peatón. | Alejandro Sepúlveda

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El personal de la farmacia del número 19 de la calle Nuredduna de Palma y los clientes que se encontraban en el interior se llevaron un gran susto ayer por la mañana, cuando un vehículo se estrelló contra la cristalera y entró en el establecimiento. Por fortuna, en el suceso no hubo que lamentar heridos, aunque sí cuantiosos daños materiales.
La Policía Local elaboró el informe del siniestro, que tuvo lugar sobre las once de la mañana. El vehículo que entró en la farmacia es un Mercedes de varios años de antigüedad y el conductor es un hombre de 74 años de edad. El coche es automático y está adaptado para minusválidos ya que este hombre padece una disminución física.
El varón buscaba aparcamiento en la calle Nuredduna y vio un hueco libre frente a la farmacia, donde se aparca en batería. Prácticamente cuando ya había aparcado, en lugar de frenar aceleró, por lo que el coche se subió a la acera e impactó contra la cristalera de la farmacia, de unos 2,5 metros de alto por 3,5 de ancho, y la destrozó por completo.
Susto
El personal de la farmacia y los pocos clientes que había dentro en ese momento se llevaron un gran susto y dieron la voz de alarma. En breve se personaron en el lugar efectivos de la Policía Local, de los Bombers de Palma, varias ambulancias y personal de Emaya.
El conductor sufrió lesiones leves. Cuando aceleró de forma involuntaria estuvo a punto de atropellar a dos personas que caminaban por la acera. Los sanitarios atendieron a una de ellas ya que puso la mano cuando vio que el coche venía hacia ellos y sufrió un golpe.
Un numeroso grupo de personas también se presentó en la farmacia para ver lo que había pasado.
Una grúa retiró el vehículo de la acera y lo dejó sobre la calle, enfrente de la farmacia, bien aparcado, tal y como tenía intención de hacerlo el conductor. El personal de Emaya retiró los cristales de la calle, aunque no los del interior de la farmacia al tratarse de un local privado. Este hecho motivó las quejas de los responsables de la farmacia y varios vecinos de la zona porque «no se pueden dejar todos estos cristales porque es un verdadero peligro para la gente».