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En el municipio de Santanyí, durante toda la jornada de ayer, no se hablaba de otra cosa. El pueblo está totalmente roto y conmocionado. El tema de conversación en los bares, comercios, plazas y calles no era otro que el del terrible asesinato de su vecina Snezhana Blagoeva, una mujer de nacionalidad búlgara de 36 años que fue brutalmente estrangulada presuntamente por su marido Giorgi Borisov.

Los vecinos no daban crédito a lo sucedido y, ahora la mayor preocupación se centra en conocer que sucederá con el futuro de los hijos de la pareja.
María Pons, regidora de Assuptes Socials del ayuntamiento de Santanyí, afirmó que: «Los niños se encuentra en internados en la Unidad de Menores del Consell de Mallorca, en Palma. Hasta la fecha, un hermano de la fallecida se ha puesto en contacto con nosotros y se ha iniciado el proceso de repatriación de los dos hijos de la pareja. Según tenemos entendido los niños, en un espacio corto de tiempo, viajarán hasta Bulgaria donde serán acogidos por una hermana de la víctima», añade.

En Santanyí, esta noticia ha caído como un jarro de agua fría. «No hay derecho. Los niños están muy integrados en el pueblo. La niña mayor, la de once años, habla mallorquín perfectamente y todo el mundo la quiere mucho. No es justo que ahora se vayan a Bulgaria con unos familiares y tengan que empezar de nuevo. Nosotros estamos dispuestos a hacernos cargo de los niños», afirman varios vecinos.

Por otra parte, agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, durante la mañana de ayer, se dedicaron a interrogar a los vecinos y trataban de localizar al propietario de la vivienda donde se cometió el asesinato.

Desde el departamento de asuntos sociales se manifiesta que: «Se ha dicho que el matrimonio tenía problemas económicos y que esta circunstancia provocó el trágico desenlace. Desde el Ajuntament, queremos decir que es totalmente falso. Esta pareja no recibió en ningún momento ninguna ayuda del consistorio, es más, nunca entraron en las dependencias de los servicios sociales para pedir una ayuda», añaden fuentes municipales.

María Pons, añade: «Hasta la fecha eran una familia ejemplar. Los niños estaban muy integrados y con un comportamiento extraordinario. Los profesores nos decían que la niña transmitía amor y aprecio por sus padres. Estos sentimientos, una niña de esta edad, no los pueden fingir. La niña, ahora lo tiene muy claro, nunca perdonará a su padre por lo que le hizo a su madre», concluye.

En las puertas de los bares, restaurantes y comercios el sentimiento de condena era unánime. Los vecinos se mostraban indignados y consternados.
Bernat Picó, presidente del CD.Santanyí y conocido empresario de la construcción, decía: «Es increíble. Es una lástima que sucedan cosas como estas. Acaban de destrozar la vida de una familia».

Madò Catalina, una vecina visiblemente afectada, comentaba: «Es una pena que Santanyí sólo salga en los medios de comunicación para cosas malas, pero lo entiendo. Nosotros no estamos acostumbrados a estas cosas. Nosotros, los vecinos de toda la vida del pueblo casi no conocíamos a esta familia porque eran muy reservados y no se hacían con la gente. Ella, prácticamente nunca salía de su casa», concluye.