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Pep Matas
Si no se llama usted Pedro José, es editor y nunca se ha colocado un corpiño, sepa que está incluido dentro del porcentaje de posibilidades de que sea víctima de algún tipo de delito. Y el porcentaje aumenta o disminuye en función del lugar donde resida. Por ejemplo, si lo hace en la Costa dels Pins, cerquita del chalet de Pedro José y su compañera, las posibilidades son prácticamente nulas. Ahora bien, si tiene una casa, apartamento o chalet en Artà, Capdepera, Sant Llorenç des Cardassar o en el resto del municipio de Son Servera, lo tiene un poco más crudo, la verdad. A lo largo de la mañana de hoy (ayer) he recibido varias llamadas de teléfono de personas que me contaban lo del atraco y terminaban con «...pero a ese que está tan protegido por la Guardia Civil en la Costa dels Pins seguro que no le entran a robar». Ya opiné no hace mucho que este es uno de los temas que llegan a la opinión pública, y que los políticos implicados no quieren o no saben valorar. Ellos (los políticos) no tienen el más mínimo rubor en hacer distinción de clases, se pasan por el forro las siglas de su partido «PSOE», y pretenden encubrir el favoritismo a Pedro José con el tema de la seguridad, intentando confundirnos con el asunto de la piscina y las amenazas de ETA. Pero no, lo tenemos claro. Lo de la piscina es para mí una payasada en la que han intervenido políticos acongojados del PP y PSOE. En cuanto a las amenazas de ETA el Gobierno se supone que tiene asignados escoltas para Pedro José cuya compañera, por cierto, se ha encargado de divulgar dónde tiene el chalet en diversas revistas, lo que va en contra de la más elemental norma de seguridad. Y lo de una y hasta dos patrullas fijas de la Guardia Civil delante de la puerta del del corpiño es otra cosa que en mi opinión se hace sin ningún tipo de justificación razonablemente lógica. Se hace y punto, porque lo han ordenado desde Madrid y ya está. En el mismo colectivo de la Guardia Civil hay un cabreo casi generalizado por las guardias que están obligados a hacer delante del chalet. Un agente comentó que cada día son necesarios diez para cumplir con los turnos, lo que provoca la desprotección de amplias zonas. Sin ir más lejos ayer se produjo un atraco en Cala Bona, quizás es que los chorizos saben que la seguridad está más arriba, exactamente a cuatro kilómetros.