Julio Jiménez compareció tranquilo en los juzgados de Vía Alemania. Foto: E.L.V./EFE

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Julio Jiménez, un cantaor flamenco de 47 años apodado 'El Terremoto', se entregó ayer en los juzgados de Palma para confesar la autoría de un crimen que tuvo lugar el pasado sábado en Granada. El hombre había huido de la ciudad andaluza en su coche inmediatamente después de los hechos, y desde entonces la policía desplegó un dispositivo especial para intentar capturarle.

El presunto homicida huyó a Palma, donde cuenta con varios familiares, para evitar ser objeto de represalias de la familia del fallecido, también de etnia gitana. De hecho, justo después del crimen varias personas asaltaron su casa forzando las ventanas. Una vez dentro, arrasaron con todo lo que encontraron en su interior.

El suceso tuvo lugar el sábado poco antes de las 14.00 horas, cuando Julio y Antonio S.P., que viven en una de las zonas más marginales de Granada, entablaron una discusión en un parque público ante una muchedumbre entre la que se encontraban algunos niños. Según varios testigos se produjo un forcejeo entre ambos, aunque otros afirman que Julio sacó un puñal sin mediar palabra y se lo clavó en el cuello y en el tórax a Antonio, alcanzándole de pleno en el corazón.

Cuando los servicios de emergencia llegaron al lugar, encontraron a Antonio S.P. tirado junto a un muro, y sólo pudieron certificar su muerte. La policía inició una investigación entre los vecinos del barrio de Almanjáyar, quienes señalaron que la relación entre presunto asesino y víctima era muy mala. Al parecer, a Julio le molestaba el ruido que hacía Antonio en la finca de su suegra. Otro punto de conflicto era la tala de un árbol junto a su casa, y que provocó nuevos roces entre ambos.

Ayer por la mañana, Julio tomó la decisión de poner punto final a la huida y entregarse a la policía. El cantaor confesó ante el juez de instrucción 12 ser el autor del asesinato, aunque aseguró que actuó en defensa propia.

En su escueta declaración, el detenido afirmó que completaría el resto de su confesión en los juzgados de Granada, aunque también solicitó no ingresar en la prisión de esta ciudad por temor a represalias de los familiares del fallecido, que fue enterrado el pasado lunes.