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Los ladrones habían planificado perfectamente el golpe y lograron apoderarse de un botín valorado en más de 100.000 euros. El martes por la mañana dos delincuentes acudieron a la joyería «Dot» de la calle Arxiduc Lluís Salvador de Palma y, con la excusa de comprar unos pendientes, echaron un vistazo al establecimiento. Ayer por la mañana, cuando no había nadie, los dos ladrones regresaron a la joyería y le dijeron a su propietario que querían cambiar los pendientes por una pulsera. Cuando el joyero se disponía a mostrárselas, los dos individuos lo empujaron violentamente, lo tiraron al suelo, le dieron patadas y golpes y le ataron los pies y las manos con unos cordones. Acto seguido le pusieron cinta de embalar por las muñecas y lo amordazaron, dejándolo en el suelo completamente inmovilizado. Los dos delincuentes, procedentes del Este, se apoderaron de un gran número de joyas y se marcharon.

Dos niñas que pasaban por delante de la joyería se percataron de que el propietario estaba en el suelo pidiendo auxilio. Sin embargo no se atrevieron a entrar y pidieron ayuda en la carnicería ubicada justo al lado de la joyería. Esta carnicería está regentada por una mujer y su hijo. Ambos entraron en la joyería y desataron al joyero, que se llama Miguel Fuster y tiene 62 años.

Jordi Amorós, carnicero que ayudó al joyero explicó: «Le quitamos los cordones, pero la cinta estaba tan fuerte que tuve que volver a la carnicería a coger un cuchillo para quitársela, porque tenía muchos problemas para respirar». En breve llegaron una ambulancia y agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) que se hicieron cargo de la investigación.

Efectivos de la Policía Científica recogieron pistas y huellas y el personal sanitario asistió a Miguel Fuster, que sufrió contusiones por la cara y diversas partes del cuerpo. La mujer de Miguel indicó que los ladrones se llevaron una gran cantidad de joyas, cuyo importe es «difícil de valorar, pero que supera los 100.000 euros y ya es la tercera vez que nos entran a entran a robar».