Policías y guardias civiles, con el cadáver de Biel Mesquida instantes antes de introducirlo en el coche funerario. | Alejandro Sepúlveda

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El cadáver de Biel Mesquida Joan estaba tan oculto entre la maleza, en la cuneta de la carretera de Valldemossa, que no es de extrañar que nadie hubiera reparado en él o en su ciclomotor desde que desapareció en la madrugada del lunes al martes, cuando volvía a su casa. Las esperanzas, escasas, de hallarlo en perfecto estado se esfumaron al mediodía de ayer, cuando un policía local descubrió el cuerpo, cerca de s'Esgleieta.

El operativo de búsqueda se puso en marcha a primera hora de la mañana, y estaba formado por efectivos de la Policía Local de Valldemossa, la Policía Local de Esporles y la Guardia Civil. El martes, después de que la mujer del guitarrista de «Ossifar» denunciara su desaparición, los agentes rastrearon s'Estret y algunos tramos de la carretera de Valldemossa, pero curiosamente llegaron justo al límite del cruce de s'Esgleieta, donde yacía sin vida Biel.

El miércoles 'peinaron' los márgenes de forma concienzuda, y con la posibilidad flotando en el ambiente de que el popular guitarrista, de 45 años, apareciera en el momento menos pensado. Y así fue. Justo al mediodía un policía de Valldemossa, que además mantenía cierta amistad con Biel, registró un tramo curvo donde se interrumpía el guardarraíl. Se asomó y escudriñó la maleza. De repente reparó en lo que parecía un hombre y, junto a él, descubrió un ciclomotor Peugeot, de color azul turquesa, como el que pilotaba el guitarrista.

Ya no había duda y el funcionario, terriblemente afectado, no pudo contener la emoción. Su único consuelo fue pensar que la muerte le había sobrevenido al instante, a tenor del tremendo impacto que presentaba en la cabeza. Biel portaba casco, pero no fue suficiente. El juzgado de guardia de Palma fue informado del hallazgo y la Guardia Civil inspeccionó el escenario para aclarar cómo se había producido el accidente.