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JOSEP MARIA SASTRE
El desplome de cuatro balcones de la primera y segunda planta de la vivienda privada del Hostal Gili de la playa de son Moll de Cala Rajada (Capdepera), provocó que doce habitaciones de la zona residencial anexa a este edificio fueran desalojadas y los clientes trasladados a otras habitaciones como medida de seguridad. Este fue el único incidente ya que no hubo que lamentar heridos al estar el edificio vacío.

Los hechos ocurrieron sobre las diez y media de la noche del pasado lunes cuando los balcones de la segunda planta del edificio cayeron sobre los de la primera planta que también se derrumbaron. Los escombros, de grandes dimensiones, fueron a parar muy cerca de la terraza del bar del complejo donde por suerte no había clientes al estar ya cerrado. De hecho, casi toda la terraza del bar y parte de la zona delantera y lateral de la vivienda de los propietarios fue precintada por la Policía Local de Capdepera.

El complejo cuenta con tres edificios y el derrumbado, la zona utilizada por el propietario para pasar sus vacaciones, es el más pequeño y antiguo del hostal que fue modernizado en 1999 y tiene 580 plazas. Ayer, la directora general d'Ordenació Turística, Fina Casals y otros técnicos de la Conselleria de Turisme visitaron la zona siniestrada y todo el complejo, acompañados por el alcalde, Joan Pascual y el arquitecto municipal del Ajuntament.

Tanto el arquitecto municipal como el director del Hostal, Bernat Martorell, coincidieron en que la causa del derrumbe puede deberse a que hace unos años se hizo una intervención en los balcones. Todo apunta a que durante estas obras se cambiaron las baldosas y marquesinas de los balcones, pero no las armaduras que no han aguantado el peso de la nueva ornamentación al haberse oxidado. De momento, el edificio permanecerá cerrado a la espera de conocer las causas definitivas del derrumbe y el propietario solicite la licencia de obras para la reforma.