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«Esa noche hubo mucha suerte. Soy cazador y podría haber alcanzado fácilmente a los dos delincuentes. Pero también yo fui afortunado, porque uno de los disparos me pasó a diez centímetros y destrozó mi coche». Enrique Hernández Perelló, el vecino de Son Oliver que mantuvo un tiroteo con unos ladrones en la madrugada del miércoles al jueves, relató ayer a Ultima Hora los pormenores del incidente e insistió en una idea: «Yo disparé al aire, pero los dos delincuentes no lo sabían. Pensaban que iba a darles y ellos hicieron lo mismo. Fueron unos minutos de locura que podrían haber acabado muy mal».

El vecino de Es Pil.larí recordó que esa noche, sobre las dos de la madrugada, estaba dando el biberón a su hija, de tres meses. «Escuché un ruido y salí a ver que ocurría. Mi mujer me dijo que cogiera la escopeta y cuando llegué al jardín vi el cristal de mi Mercedes destrozado. Encendí un foco para saber qué había pasado y de repente un disparo lo reventó. Me quedé de nuevo a oscuras, pero logré ver a dos individuos cerca de mí», manifestó el decorador de 31 años.

El vecino de Es Pil.larí sostuvo que esa noche se daban las circunstancias para que se hubiese producido una auténtica tragedia. «Hacía un mes me habían forzado la furgoneta y yo estaba muy alterado, muy susceptible. Por si eso fuera poco los dos delincuentes pensaron que cuando disparé al aire iba a por ellos y reaccionaron alocadamente, apuntando a dar. Yo no sabía cómo estaba mi familia y fue un milagro que mantuviera la sangre fría, porque de lo contrario no sé lo que habría pasado».