Alguien que se cree (aunque no lo es, ni mucho menos) el mejor jugador del mundo, no puede permitirse un comportamiento de chulito de playa barriobajero como el que ese enano sietemesino mostró el otro día ante las cámaras, durante una entrevista a una cadena de tv argentina, llamando bobo varias veces a un jugador holandés que pasaba por ahí en ese momento. Ese majadero inculto se debe creer que porque es multimillonario y lleva a seis gorilas como protección personal, puede ir por ahí faltando al respeto e insultando a quien le dé la gana. Menudo ejemplo de mamarracho maleducado para los jóvenes que le tienen como un ídolo. Dicho esto, la alegría les va a durar poco a los chulescos y teatreros argentinos, porque el domingo Francia les pasará por encima como un tornado y el pequeñajo se quedará con las ganas de levantar la Copa del Mundo en su último mundial como jugador.
Antonio MateuSufre mamarracho