Creo que la sosería del comerciante mallorquín y el consecuente pésimo servicio al cliente le están pasando factura. Incluso con la tremenda crisis que están sufriendo no parecen escarmentar y esto va muy a favor de los comerciantes y empresarios extranjeros con negocios afincados aquí. En este país se ha perdido la buena educación incluso para cosas tan básicas como una sonrisa acompañada de un “Hola, bienvenido” un “gracias, que pasen un buen día”. Los empresarios extranjeros saben trabajar mejor y tienen más clase y educación en el trato con sus clientes. Da gusto ir a un negocio o un restaurante en el que te saluden y te atiendan bien y en el que te despidan con educación. No es una casualidad que los bares y restaurantes de Santa Catalina, en su mayoría propiedad de empresarios extranjeros tengan tanto éxito, da simplemente gusto cuando te atiende un argentino, italiano, inglés que ha visto mundo y tiene cultura. Supongo que este problema se agravará cuando abran los dos nuevos centros comerciales (Carrefour y Ses Fontanelles) a solo pocos kilómetros del epicentro del turismo y los alemanes ya no vayan de shopping al centro de Palma. La foto de este articulo muestra uno de los problemas y es que el centro de Palma solo lo han montando a un lado de Avenidas y a ese lado esta saturadísimo cuando con un buen plan la vida se pudiese expandir también hacía el otro lado. ¿Es que en Blanquerna con su magnífico Escorxador al lado no pudiese funcionar un hotel urbano? Carecemos de calles arboladas, de belleza, de sombra y el Parc de la Mar con mas árbol y mas césped podría convertirse en la gran zona de descanso del centro histórico de Palma. Sa Gerreria con su popular ruta martiana y el apoyo del Ayuntamiento podría ser un barrio gastronómico abriendo durante el día ya que las tiendas prefieren cerrar de 2-5 de la tarde . Un centro de ciudad tiene que funcionar, ser vivo, tiene que albergar tiendas de primeras marcas, una variedad gastronómica rica, lugares culturales y sobre todo tienen que funcionar durante todo el día y no según qué zona a cierta hora por haber aglomerado en el mismo espacio los mismos tipos de negocio con los mismos horarios comerciales. Para el colmo siguen saturando ese pequeño centro antiguo en vez de comenzar a extender la vida y crear nuevas vías más anchas comerciales. ¿Quién no dice que calles como Blanquerna o Jacint Verdaguer no podrían albergar hoteles urbanos o tiendas de ropa?
Estos de Pimeco ya no saben que decir para salir en prensa, pues cada dos meses sueltan alguna perogrullada, pero nunca dicen a cuantos empresarios han consultado, además de los cuatro amiguetes que quieren seguir viviendo el cuento patronal y subvencional. Lo triste es que los periodistas pican