A los ‘expats’ les gusta Europa

TW
0

Se ha puesto de moda irse de EEUU. No sólo jubilados buscando un retiro, o estudiantes expulsados, sino solteros y muchas familias con hijos. Se autodenominan expats. Bastantes se van a Canadá, otros muchos a Europa, sobre todo a los países mediterráneos. España, cómo no, es uno de los favoritos, especialmente Valencia y Málaga, aunque también localidades de interior.

Suelen publicar sus vídeos en internet contando el cómo y porqué de su huida. Coinciden casi todos en una serie de puntos. El primero, la seguridad: les maravilla caminar por cualquier sitio a cualquier hora sin ser tiroteados, entrar en un lugar sin tener que controlar las salidas («es un peso que te quitas de encima», suelen confesar), y les maravilla ver niños jugando de noche en la calle. El segundo punto es la sanidad; incluso con un seguro privado, les parece increíblemente barata, y se emocionan con los precios de la farmacia y de la educación, decenas o cientos de veces inferior. También les sorprende tanta gente delgada y la alimentación sana. Después, alucinan con el equilibrio entre tiempo de trabajo y ocio; su sensación es como de estar medio de vacaciones perpetuas, ya que en su país es normal trabajar sesenta o más horas semanales sin apenas días libres ni vacaciones. Del ocio les encanta la cantidad de actividades culturales gratuitas y la vida en la calle (les asombra tanta terraza con gente relajándose y charlando). También, que haya comercio y servicios cerca, tanto, que se puede ir caminando o en bici o en transporte público, que les parece asombrosamente bueno y barato.

Se enamoran de la intensidad de la vida social, de las largas reuniones y comidas con familia y amigos y de las fiestas populares. Suelen coincidir en el choque vivido entre lo que pensaban de EEUU («el mejor país del mundo») y otras realidades que ni imaginaban.

Es una buena radiografía de Europa. Tenían razón Borrell y Felipe González cuando decían que Europa es un jardín y que fuera hace mucho frío; lástima que para regar ese cálido jardín explotemos al resto del mundo, pero sin duda hay elementos que debemos atesorar. Recuérdenlo cuando alguno de nuestros políticos les diga que el modelo a seguir es el de EEUU.