La polémica sobre el 2 % y el 5 % sobre PIB en gasto en Defensa está generando opiniones que obedecen a posicionamientos políticos más que a técnicos y de necesidades reales. El 2 % es una cifra acordada en la OTAN, y representa una base que pretende garantizar un esfuerzo cuantificable, pero tratando de eludir presiones económicas excesivas. Es un umbral decidido en la Cumbre de Newport, en 2014, con el objetivo puesto en 2024. Pero, por otro lado, no sabemos de dónde sale la cifra del 5 %, que tanto se ha divulgado: no existen explicaciones razonables sobre esto. Porqué el 5 % y no el 4 % o el 7 %: he aquí el misterio. El guarismo se ha convertido en totémico, pero está alejado -3 puntos- de lo acordado en 2014. El interés prioritario en incrementar ese gasto es de Estados Unidos.
La llegada de Trump al poder ha significado un desorden geopolítico, con dos exigencias básicas del magnate: reducir el déficit comercial de su país; y volver a una industrialización clásica, ya perdida no por causa exclusiva de los competidores, sino por la estrategia de las empresas estadounidenses en rebajar costes de producción y deslocalizar sus actividades. Pero, además, otro factor es clave: la economía de Estados Unidos se ralentiza. Se contrae un -0,5 % en el primer trimestre de 2025. Según el Buró de Análisis Económico, esta caída se debe a la subida de las importaciones y al retroceso del gasto público. La Reserva Federal pronostica, en su informe de marzo, un crecimiento de la economía del orden del 1,7 %, de manera que reduce previsiones anteriores (la cifra es considerada alta para algunos analistas, toda vez que la sitúan más cercana al 1 %). Trump ya ha manifestado su interés en destituir a Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal: no proporciona los datos que le interesan al presidente Trump y, sobre todo, no reduce los tipos de interés.
La idea del equipo de Trump es que un factor clave que puede revertir esa situación es la industria armamentística. De ahí la obsesión de Trump por comprometer el nivel de gasto de la OTAN al 5 %. Pero lo que Estados Unidos exige a la OTAN no se aviene con datos de la propia economía norteamericana: 3,1% en 2023 y 2,7% en 2024, porcentajes sobre PIB en Estados Unidos en gasto en Defensa. Es decir, por debajo del 5%. Datos históricos sobre gasto norteamericano en Defensa contribuyen a situar mejor el tema: en plena guerra del Vietnam Estados Unidos invertía el 8,6 %, y entre 1979-1985 ese indicador oscilaba entre el 4,5% y el 5,7 %. El argumento de que Estados Unidos ha sido el gendarme de la seguridad europea desde 1945 y que ahora esto se acaba, lo que supone un importante esfuerzo para los presupuestos de los países de la OTAN, debe ponerse, en paralelo, a otro aspecto remarcable: gracias a la extensión de las infraestructuras militares en países europeos, Estados Unidos ha podido consolidar un poder imperial frente a la Unión Soviética, durante el período en el que regía el telón de acero.
Lo que se está observando sugiere que la estrategia central de Trump es más comercial que no de preocupación por la defensa europea: esto último es el pretexto.
1 comentario
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Me permito recomendarle que visite los cementerios que hay en las playas de Normandía donde están enterrados miles de jóvenes de Idaho, Utah, Wisconsin…, que dieron sus vidas para salvarnos del nazismo, aun teniendo su propia guerra contra los japoneses en el Pacífico, y que, de paso, nos salvaron del comunismo ya que, lógicamente, la Unión Soviética no se hubiera detenido en los antiguos países del Pacto de Varsovia en su avance militar. Le parece poco?