De dónde salen las mentiras

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No pasa día sin que nos informen exhaustivamente acerca de la desinformación, los bulos, trolas, estafas y mentiras que empapan la vida pública, y numerosos estudios sociológicos aseguran que la verdad está obsoleta, y residimos en la cultura de la falsedad, que es como la edad de piedra pero en lugar de piedras, embustes. Sin embargo, rara vez nos dicen de dónde salen tantas mentiras, y todos suelen coincidir en que de internet y redes sociales

. Lo que naturalmente, es mentira. No he estado ahí en mi vida, ni siquiera sé cómo se entra en el ciberespacio, y sin embargo recibo docenas de mentiras cada día, como pedradas. No digo que esas redes no colaboren y expandan embustes (cómo no va a colaborar la tecnología), pero no son el origen. Y como nuestros líderes no hablan, sino que declaman, invocan y arengan, hasta cuando dicen la verdad mienten. Por otra parte, nunca he leído tal cantidad de falsedades como de jovencito en libros de texto escolares, sobre todo de historia, filosofía, literatura y religión, materias en las que sacaba matrículas de honor.

Ríete tú de los bulos de las redes. Me eduqué, y muchos como yo, a base de trolas, son de siempre mi medio ambiente, y me muevo en él como un explorador decimonónico rodeado de una nube de mosquitos en busca de las fuentes del Nilo. Me desorientaría si no hubiese mosquitos, porque identifico su procedencia, sé de dónde salen y adónde van. Salen de ríos y charcas.

Si hay mosquitos hay agua, es decir, poder. Política, historia y economía son fuertes de mentiras, y no los tuiteros. Las mentiras son eternas, las verdades fugaces. Nuestra obsesión por la verdad engendró varios géneros literarios, la filosofía, el periodismo, la novela policial (¡esos detectives!). Pero claro, son verdades literarias. Totalmente obsoletas.

En esta era de la desinformación, ¿mienten más los teléfonos móviles o las instituciones oficiales, la ONU, la UE, el Vaticano, la Bolsa, la Casa Blanca, nuestros dirigentes políticos y analistas? Hay que seguir a las nubes de mosquitos para llegar a las fuentes del Nilo. Y me extraña mucho que con lo que se habla actualmente de mentiras, casi nadie informe de dónde salen todas las mentiras.