En este mundo fluido, frugal y veleidoso, los jóvenes andan a menudo muy despistados sobre hacia dónde encaminar su futuro laboral, porque, al contrario de lo que sucedía con quienes peinamos canas, hoy no se pretende meramente progresar y aquello otro que suena tan antiguo de formar una familia, sino más bien poder conciliar trabajo con una sacrosanta vida privada y personal sin sacrificio alguno.
Más allá de la pujante vocación de influencers y otras tantas ocupaciones indefinidas, que estén bien retribuidas y no requieran demasiada dedicación, que copan las encuestas realizadas a los miembros de la generación Z, nos encontramos con que los sectores tradicionales, aquellos que generan más empleo, se las ven y se las desean para estabilizar a sus trabajadores más noveles. El pánico al compromiso abunda, y enseguida se sienten agobiados, si es que sucumben a firmar un contrato de 40 horas semanales. Esto no va de currar, sino de disfrutar de la vida, que diría la chulísima Yolanda Díaz.
Pues bien, hoy vengo a anunciar a nuestra juventud que, como mínimo, existen en España dos puestos opíparamente retribuidos, que la pintan tanto como cualquier influencer de éxito, y que no requieren del más mínimo esfuerzo, ni intelectual, ni del otro. Anoten ustedes, se trata de la Presidencia del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y de la del Tribunal Constitucional. Ninguna responsabilidad profesional resulta más sencilla, se trata solo de estar atento al teléfono y a los anuncios públicos de Pedro Sánchez y actuar con total sumisión al jefe.
No te pagan por pensar, sino por obedecer. En el caso del TC, hay incluso más sinecuras que la del presidente, hasta cinco o seis. Únicamente hay que conseguir hacerse con una plaza de ‘magistrado progresista’ y voilà. Hoy en día, la carrera de Derecho se estudia en dos patadas, y tras esto únicamente hay que arrimarse al buen árbol para que te cobije su buena sombra a perpetuidad. Que Pedro quiere ganar las elecciones, pues allá que va José Félix Tezanos, que lo mismo te apaña unas encuestas nacionales que unas autonómicas.
Por cierto, su último sondeo preelectoral en clave balear indica que Armengol va a ganar sin siquiera presentarse, aunque acuda a los mítines ataviada con un elegante vestido confeccionado por un modisto progre con las inservibles mascarillas que le suministró su cariño, Koldo García, y que Prohens desprecia sin motivo. Qué tío, el Tezanos, tiene una preclara visión de la realidad que no la supera ni Norman Bates. Llega a su despacho, pregunta qué hay que amañar hoy y en un pispás te lo resuelve.
En el caso del presidente del TC, hay que reconocer que en épocas anteriores el cargo requería un cierto esfuerzo, pero hoy en día ya no.
Que el presi dice que la autoamnistía es completamente constitucional y que la convivencia en España ha mejorado una enormidad con su aprobación, pues se pone eso en la sentencia y se acabó la discusión. Para qué releer un aburrido texto de 1978, cuando lo que importa es la sana intención del legislador. Si, además, tu amigo Pedro puede seguir gobernando, miel sobre hojuelas. A ver, también ayuda a tu clarividencia constitucional que coloquen a tu hijo pequeño de directivo de Telefónica, no nos vamos a engañar.
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