Series en serie

TW
0

El mes pasado me enganché a una de esas series americanas de la tele en las que los buenos usan pistola con silenciador. La primera temporada me la vi entera en tres días, la segunda en cinco y para la tercera necesité dos semanas. Ahora estoy con la cuarta, pero raro es ya el capítulo que consigo ver del tirón. Y todavía me quedan seis temporadas más.

Tengo dicho que la vida inteligente de las series americanas no va normalmente más allá de la tercera temporada. No es solo que a partir de entonces a los guionistas se les empiece a ir la olla y, aparte de liarse con la inevitable y ridícula trama sentimental que subyace a lo largo de todos los episodios, introduzcan giros argumentales a cual más sorprendente sin importarles una mierda que contradigan todo lo visto con anterioridad: a esas alturas los espectadores hace ya tiempo que andamos un poco moscas. Porque tres temporadas es también todo lo más que un espectador puede mantener en suspenso el espíritu crítico. A partir de la cuarta te empieza a resultar ya poco verosímil que, para mantener el frenético ritmo de cada episodio, cada vez que acudan a detener a un sospechoso lo encuentren en casa, que todo el mundo acuda enseguida a las citas, que nunca haya nadie de vacaciones, que todas las personas involucradas en el caso vivan en pocos kilómetros a la redonda y que al gánster de turno lo encuentren siempre en el club. Por no hablar del próximo golpe de la banda: siempre es esta noche.