Víctor Malagón
Víctor Malagón

Periodista especializado en tribunales

Cruceristas y cucuruchos

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Es divertido. Todo el mundo percibe que Mallorca está saturada pero resulta que nadie lo hace. La plataforma sí a los cruceros ha explicado esta semana que los barcos no saturan nada. Esta gente llega, se pegan un paseo por el centro, compran helados y se vuelven a su casa sin molestar a nadie. Qué van a colapsar ciertas calles por las que no se puede transitar cuando son pastoreados por guías. Que lleguen muchos tampoco influye en la curiosa plaga de heladerías en el casco antiguo de la ciudad. No hay crucerista para tanto cucurucho así que no pueden ser ellos. No es un colectivo especial en ese sentido. Los del alquiler turístico tampoco saturan nada, según sus portavoces. Todo es una falta de infraestructuras y los residentes que son muchos. Los hoteleros tampoco son. Sostienen que son los del alquiler turístico. Aena tampoco, que solo pone los vuelos.

¿Alquiler de coches? Ellos tampoco. Es la falta de transporte público de calidad. Y los residentes menos saturamos porque, hombre, no vamos a dejar de salir de casa. Con la saturación ocurre como con los socialistas corruptos. Nadie ha sido. Cerdán dice que le engañó Ábalos y el otro que le utilizaron Koldo y el anterior. Yo no quería corromperme, me obligaron. Casi como yo soy responsable, pero todo se llena y luego vienen los que yo traigo. Así que, en ejercicio de honestidad, admito que yo sí que saturo. Incluso paso por la calle San Miguel algunas veces cuando hay cruceristas que no la atiborran en absoluto. Se forman unos tapones cuando paso tremendos. Entonces hay dos posibilidades, o los causan los que dan su paseo durante su escala o soy yo. Como la plataforma enseña que no son las empresas está claro quién tiene la culpa. Solo queda rebuscar rutas alternativas a través de callejones para llegar del punto a al b molestando lo menos posible y no comer helados.