Antonio Papell
Antonio Papell

Periodista

La manifestación

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Este domingo, mientras el PP celebraba una manifestación contra el Gobierno –el deber de la oposición democrática es proponer opciones alternativas a los electores, no desacreditar tan solo las de la mayoría–, algunos periódicos publicaban la posición de Vox en este asunto. Así, El País informaba de que «Abascal empuja a Feijóo a hacer ‘España ingobernable’ para forzar la caída de Sánchez. Vox reprocha a los barones del PP que se sienten a dialogar con un ‘gobierno mafioso’». En otras palabras, los ultras han reprendido al partido de Feijóo porque sus barones territoriales hayan asistido a la Conferencia de Presidentes, aunque fuese para boicotearla, como efectivamente ocurrió.

El siguiente paso de Vox –que está al parecer dispuesto a seguir sosteniendo los gobiernos autonómicos del PP en minoría– será probablemente criticar al PP por participar en las cámaras parlamentarias, en las que también, obviamente, se sientan parlamentarios identificados con ese ‘gobierno mafioso’. Vox está a un paso de decir que el sistema ya no funciona por lo que hay que salirse de él. La lección de la historia está bien aprendida El Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) fracasó en el Putsch de Múnich el 8 y 9 de noviembre de 1923, pero aquel error no se repetirá. En aquella ocasión, el NSDAP fue prohibido y Hitler acabó en prisión. Pero levantada la prohibición, el partido fue refundado en 1925 con el mismo nombre, y Hitler consiguió la jefatura del partido, que fue cabeza del grupo más votado en las elecciones de 1932. Ya con Hitler en la cancillería, ganó las elecciones de 1933 y pudo aprobar la Ley Habilitante de 1933 que le otorgaba el poder absoluto. Así se implanta el totalitarismo de extrema derecha.

Es bien posible que este desarrollo político/militar esté en la cabeza de varios líderes ultra europeos. En España, nuestros autóctonos neofranquistas se dedican ahora a la tarea de conquistar todo el espacio conservador. Hasta el momento, han conseguido torcer el brazo al PP, que ha aceptado condiciones humillantes para gobernar las autonomías. Pero la discreta concurrencia de la manifestación del domingo en Madrid evidencia que el hemisferio derecho, lleno de ambigüedades, está descontrolado y que la potencial clientela duda entre Abascal, Ayuso y Feijóo.