Manuel Aguilera
Manuel Aguilera

Periodista y Doctor en historia

En busca de Sebastià, Antoni y Llorenç

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Solicito su colaboración para encontrar a los descendientes de tres víctimas olvidadas de la Guerra Civil: Sebastià Llompart Ramis, Antoni Pericàs Garau y Llorenç Sastre Llobera. Los tres eran de Inca y son muy importantes porque fueron los primeros asesinados en los bombardeos aéreos de Mallorca. Su memoria ha sido borrada de la historia, por eso me gustaría contactar con sus familiares.

Todo ocurrió poco después del golpe militar del 18 de julio de 1936. La Mallorca sublevada se quedó aislada e indefensa en el Mediterráneo. No tenía armada, aviación ni baterías antiaéreas. La República decidió entonces usar un arma nueva y atroz: los bombardeos aéreos sistemáticos contra ciudades. Así lo anunció el diario La Vanguardia el 22 de julio: «Insisto en manifestar a los habitantes de esta isla que desalojen de las poblaciones al personal no combatiente, porque serán bombardeados con insistencia día y noche hasta su completa rendición».

Y así ocurrió. Mallorca sufrió 46 ataques aéreos en poco más de un mes. Por primera vez en la historia, cualquier persona, fuera niño, mujer o anciano, se convertía en objetivo militar.

El primer bombardeo fue contra la base aérea del Port de Pollença el 21 de julio. Dos días después, un hidroavión lanzó tres bombas sobre el puerto de Palma. Ninguna causó víctimas. El 24 de julio todo cambió. Varios aparatos atacaron Palma, Inca, Alcúdia y Formentor. El parte republicano decía lo siguiente: «Salgan aparatos para bombardear diferentes puntos de Palma. Esta mañana salieron aparatos 31 y 36 con bombas del Ejército y bombardearon Formentor e Inca regresando sin novedad».
En la capital del Raiguer se registraron tres muertos y dos heridos, todos hombres civiles. Serían los primeros de una larga lista. Cuatro días después moriría la primera mujer en Palma, Margalida Planas Nadal (cuya historia relaté en la columna del pasado 11 de abril). En toda la guerra se llegaron a registrar casi un centenar de víctimas mortales y 200 heridos.

Los dos primeros fallecidos en Inca fueron Sebastià Llompart Ramis, de 37 años y con domicilio en la avenida de Alcúdia de Inca, y Antoni Pericàs Garau, de 36 años y residente en la calle Ramón y Cajal. Ambos estaban casados, así que es muy posible que tuvieran hijos y que sus nietos vivan todavía. El tercero fue Llorenç Sastre Llobera, de 24 años, soltero y con domicilio en la calle Sa Font. El padre de este último, Llorenç Sastre Mairata, también fue alcanzado por la metralla y las heridas le dejaron ciego.

Estas agresiones indiscriminadas irían escalando en la Guerra Civil hasta arrasar un año después poblaciones como Gernika. La todavía vigente ley balear de memoria democrática, aprobada en 2018, obliga a las instituciones a reconocer a «las víctimas de los bombardeos» como ocurre con las de la represión franquista. Sin embargo, en Baleares, tras muchos años de políticas de memoria, ninguna de estas víctimas inocentes tiene piedra, placa, libro o web de recuerdo. Al revés, PSIB, Més y Podemos votaron en contra de rendirles un homenaje en el pleno del Ayuntamiento de Palma del 29 de octubre de 2020. Mi correo: manuelaguilerapovedano@gmail.com.